Sencillito, carismático y no precisamente argentino

Tiene las papas, tiene la bandera pero le faltan los cortes. Este lugarcillo, que ocupa desde hace un par de semanas el del Falafel Benzona, sirve chapatas de lomo gigantes y hamburguesas.
El lugar tiene apenas dos mesas, banquillos en la barra y una mini terraza, espacio coherente si se toma en cuenta el “menú”. La especialidad es la chapata “Chee”, con lomo de res, jamón, y un agradable toque ácido de los palmitos; lo único que le sobra es la mayonesa (le da un toque demasiado dulzón a la carne).
Aunque las porciones son generosas, tienes la opción de agregar huevo a cualquier pedido, una opción recomendable sólo en caso de gula.
Las papas están bien doradas y son suficientes para dos personas, una ganga si se toma en cuenta el precio de la porción ($25).
Tiene poco tiempo, todavía se siente medio apagado y hay que corregir errores, pero el servicio es entusiasta; así que tendrás a los dueños con toda la disposición para complacerte.