La sopa es un platillo que tiene por objetivo devolverle al cuerpo lo perdido; restaurarlo en cada cucharada. En la ciudad hay muchos menús que dedican un espacio importante a la sopa (¡y a los caldos levantamuertos!), pero casi ninguno se especializa en ella. Las Soupremes es una de esas excepciones. Un lugar pequeño con una barrita, mesas en la banqueta y calderos que esconden humo debajo de la tapa.

La sopa de jitomate rostizado es la reina de la casa: cremosa, un poco ácida y con un toque especiado agradable. Las otras opciones las ocupan recetas que cambian todos los días, con diferentes estilos y de diversas procedencias; habas, crema de queso o champiñones son algunos ejemplos. Las sirven muy calientes, en taza ‑o en vaso biodegradable cuando son para llevar‑, acompañadas con un poco de pan.

Antes de elegir, puedes pedir una pequeña prueba de cada una y completar la comida con un “emparedado” (hay combos como el que incluye cualquier sándwich o ensalada con una sopa grande y agua del día por $45).

Tienen el acento puesto en la comunidad vegetariana (y en general en la comida balanceada), así que a un costado de los calderos encontrarás una gran barra de ensaladas, con la opción de armar tu propio plato o seguir las recomendaciones prefiguradas por el chef.

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