Por: Verónica Chávez Aldaco

Cada vez que abre un nuevo Cancino, es una ley ir a ver qué tienen de nuevo en su carta. Esa se convirtió en su tradición y también se ha vuelto la mía porque, debo confesar, es uno de mis lugares favoritos en la ciudad para comer pizza.

Pero esta vez lo que me llamó la atención de los nuevos platillos no fue una pizza, sino el pollo en salsa de jitomate deshidratado y albahaca, acompañado de papas César. Un contramuslo suave y jugoso, para compartir, que presume un sutil sabor condimentado gracias a que está bañado en una salsa de tomates frescos especiados. Se sirve con la piel frita como base, lo que le da una textura crujiente que contrasta con el resto de la carne.

Probé también el fetuccini primavera, con un rico sabor dulce que viene del pimiento, el calabacín y la zanahoria cortados en juliana, mezclados con la pasta y una salsa de soja, jugo de naranja y un toque de azúcar. Por supuesto no me fui sin comer un poco de pizza, esta vez una dehuitlacoche, queso Oaxaca, jalapeños y granos de elote sin salsa de tomate que me impresionó con su combinación de ingredientes. El maridaje perfecto lo encuentras con una cerveza fría, o su agua del día, fresca, hecha a base de frutas de temporada.

Y mientras te saboreas la comida, disfrutarás también de la arquitectura del lugar en que está este nuevo Cancino; una casona restaurada, con varios salones en donde hay mesas de madera, y un patio techado que, sin embargo, se ilumina con luz natural y está al pie de la cocina, donde por supuesto se ubica su horno de piedra.

En la entrada puedes encontrar ‘La Ventanita’, ahí puedes pasar en las mañanas por jugo, un café, té, y un pan francés, unos huevos rancheros o unos chilaquiles verdes para desayunar. A partir de las 8 am.