Ver a una mesera cargando siete platos de caldo hirviendo a la vez, es todo un espectáculo. Llenarse con uno solo de ellos no tiene precio.

Si mueres de hambre, pide la media pechuga que casi ocupará todo el plato acompañada de tortillas hechas al momento. Los sopes y las enchiladas (si te caben) son dignos de probarse.