Por: Alejandro Zárat

A tan sólo unos pasos del caos vial de Mariano Escobedo está este (hasta hoy secreto) remanso de paz y sabor.

El Café Darío es una sandwichería de autoservicio con un rico surtido de «glotones», palabra que usan para llamar a sus sándwiches de pan de caja sin orillas, esponjado y de rico sabor.

Destacan las ensaladas que se hacen al momento al gusto o a partir de una lista de mezclas.

A pesar de los esfuerzos por verse como sandwichería, el plato estrella es la hamburguesa Rober, 200 gr (los 200 gr de carne más grandes que se hayan visto), en un delicioso pan. Lo que conquista es el sabor de pura carne de primera dentro del rico pan, acompañada de cebollas caramelizadas, queso Oaxaca y champiñones. A esto sería un insulto agregarle catsup, en vez, un recipiente con mayonesa al chipotle de la casa, acompañan el sabor. Las papas son hechas al momento a partir de papas reales y se espolvorean con pimentón.

Aunque resulta un poco el lento (todo se hace al momento), vale la pena la espera. El lugar es muy agradable, a la entrada es algo similar a un bistrot con toques retro y kitsch, al fondo la barra de ensaladas y arriba, en algo como un tapanco, la zona lounge con gabinetes para 4 personas y hasta salitas para tirarse a leer y disfrutar de un te o café.

Entre las bebidas hay para escoger entre smooties, jugos, licuados, café (mezcla Chiapas-Veracruz) y la variedad clásica de Illy.
Altamente recomendable.