Para ser un jueves por la noche no hay mucho movimiento, hay pocas personas en la calle y no muchas más en las mesas de los restaurantes cercanos al Parque Lincoln. En Brassi parece que el frío no ha hecho de las suyas: hay gente hasta en las terrazas, música de para la bienvenida y mucho barullo. El lugar es del todo acogedor, paredes de adobe, iluminación tres cuartos y el calorcito que llega de las conversaciones de todas las mesas.

Aquí le dijeron adiós a las fusiones y complejidades para ofrecer un tipo de cocina internacional de sabores muy francos. Sopa de cebolla, tapas, carne y mariscos, todas recetas que buscan resaltar los ingredientes en su sabor primario.

Para empezar la noche hay varias entradas: montaditos de jamón Serrano, de textura sedosa, tártara de atún y croquetitas. La opción también es probar la salsa de aceitunas negras con el pan que llega primero a la mesa.

Para entrar en calor una buena opción es la sopa de tomate, espesa, con un toque dulzón y con la sorpresa del queso de cabra que salta al paladar en cada cucharada. No es muy grande así que puedes continuar hasta el postre sin problema.

Como principal uno de los platos estrella es el osobucco de ternera, un plato que debes pedir con mucha hambre por sus dimensiones. Lo sirven en plato hondo con un fondo de salsa con vino tinto y cous cous, la carne pegada al hueso se deja comer, por su suavidad, con toda la facilidad del mundo.

Si prefieres algo del mar, te recomendamos el callo de hacha, vienen varias piezas de muy buen tamaño y excelente consistencia. Un logro de este plato es que la preparación conserva el sabor dulce del callo sin perderse con el resto de los ingredientes.

La carta de vino tiene varias ventajas: hay vinos por copeo y etiquetas a buenos costos, como el caso de los vinos de Casa Madero. La otra, es que puedes llevar un vino invitado sin que te cobren descorche. La ocasión se presta para tapear los días que hay música en vivo.