Bien se ha dicho que con pan y vino de por medio los tratos -de negocios y no de negocios- se cierran solos. Por el servicio discreto y el comedor pequeño el Beluz es del tipo del lugares ideales para estrechar lazos entre socios. Muchas de las especialidades del menú tienen como base productos del mar -principalemente el atún-, de fácil digestión, que convierte al restaurante en un buen lugar para comer al medio día y volver con la pila recargada a la oficina. A la entrada, hay pulpos a la gallega bañados en aceite de olivo -como la mayoría de los platos- con papas en rodajas; ligeramente doradas por fuera y aún suaves al interior. Otra buena entrada son los espárragos en reducción de aceite balsámico, vienen asados a la parrilla con láminas de queso granna padano. Para seguir, la especialidad es el atún, luego el atún y al final el atún: en carnitas, en chicharrón -con salsita roja y tortillas calientes para no extrañar los tacos-, sellado, en versión tárara o sashimi. Una prueba de la versatilidad de la chef, quién también presenta sugerencias al día. Un gran acierto de las recetas de Laura González, es el condimento de cada platillo; que dan a la presentación un toque aromático, para empezar a saborear el plato antes de que llegue a la mesa. Para el final, hay ate con queso -nada que ver con el que estamos acostumbrados-, lo presentan caliente; el queso gratinado alrededor del ate,  que le da una consistencia similar a las crepas; interesante. Es un lugar pequeño, por lo que es seguro que el servicio esté muy al pendiente. Eso sí,hay que tener en cuenta que no es un lugar para todas las ocasiones, ni para todos los bolsillos.