Hacía falta en Altavista un buen concepto de cocina de cantina. Con arquitectura muy mexicana y un amplio menú, este espacio resalta tanto en diseño como en gastronomía. Bienvenidos sean aquellos con ganas de echar más de una copa y disfrutar de una buena sobremesa.

Para calentar motores, unos escamoles salteados en mantequilla. Obligado comerlos en taco, pues quién le dice que no a una tortilla hecha a mano. Como toque especial, la salsa de chicatana molcajeteada en tu mesa. Cantina que se respeta, tiene buen chamorro, éste se deshace en la boca a la primera mordida –eso sí, aviéntalo al centro que el tamaño aquí sí cuenta–. Y bien dicen que lo mejor llega al último… y en Bartola lo saben. Tu visita no estará completa si no pruebas el flan de queso de cabra. En serio, pídelo.

La planta alta recibe con música en vivo los fines de semana. Si eres afortunado, encontrarás un grupo cubano que trae buena fiesta. En la parte de abajo, mantienen un ambiente más tranquilo. En ambos pisos tendrás como aliada la carta de mixología. Los viciosos agradecerán que Bartola sea tabaco friendly.

Con muy pocas cuestiones que corregir (le tuvieron miedo a la sal en el fideo seco, por ejemplo), este lugar pinta mejor de lo esperado. ¿Será que pronto se ganará el codiciado quinto chile de Chilango?