El concepto de restaurante-escuela Alkimia se fundó originalmente en El Pedregal, hoy integrado a las instalaciones del Centro Culinario Ambrosía, sirve como homenaje a su creador, Guillermo Ríos. Un espacio pequeño, elegante, acogedor y bien intencionado servicio que tiende a fallar, más por nervios de los estudiantes que por falta de pericia.

El sistema prix fix de $250 incluye 3 tiempos: entrada o ensalada, sopa y plato fuerte, además de un postre, dos bebidas a escoger entre coctel del día, vino o refresco y, por supuesto café o te. Los platos se seleccionan de un menú que cambia cada semestre y todos, tanto en el salón, la barra y la cocina, son estudiantes.

Destaca una tártara de atún con reducción de balsámico y algunos toques picositos. El pozole minimal de camarón es una delicia, las guarniciones son insignificantes, el caldillo es tan rico que simplemente no necesita nada más. Para el plato fuerte hay para todos los gustos, el bacalao a la veracruzana junto con el pato en manchamanteles son los platillos que mejor impresión causan; buena porción y presentación, sabor en balance y, excelente calidad en los ingredientes.

Se agradece el menú para niños, por $80 ofrece, fideo seco, milanesa de res o pollo, guarnición y una bebida. La llegada no es muy clara, pero el valet parking puede orientar.