Si eres amante de la cocina italiana, Alfredo di Roma es una buena opción para disfrutar las auténticas recetas tradicionales (pastas hechas en casa, antipastos y risottos). Durante la comida es común escuchar acentos extranjeros, ver gente de traje haciendo negocios y grupos de señoras y amigos.

Tienes que probar el platillo que les dio fama mundial: el auténtico fetuccini Alfredo. Definitivamente aquí sí conocen el término al dente, por lo que disfrutarás cada bocado con ese sutil toque de mantequilla y cremosa salsa, que remata con la intensidad y frescura del queso parmesano espolvoreado… ¡Es fuera de serie! Considera que la porción es generosa, así que puedes compartirla. Para maridar esta delicia puedes elegir cualquiera de las múltiples etiquetas que se albergan en su cava, considerada de las mejores de México. Además, el sommelier es garantía y siempre está dispuesto a aconsejarte.

Siguiendo con las delicias, si eres de gusto más ligero y prefieres los sabores naturales, sin tanta elaboración, considera pedir el linguini en salsa de jitomate fresco y camarones. La salsa está elaborada al más puro estilo casero y sazonada con el punto justo de especias y el sencillo toque de la albahaca fresca que sella el sabor. Como obsequio, camarones perfectamente sazonados y listos para armar el bocado perfecto. Para un cierre celestial, nada mejor que los profiteroles, que, aparte de bonitos, son una combinación de texturas y sabores: lo amargo del chocolate oscuro que se derrite sobre el pan (en forma de minivolcanes) y resguarda celosamente el dulce sabor del helado de vainilla. Un gusto peligrosamente adictivo.

El servicio es cordial y experimentado y, dentro de la oferta del gremio italiano, probablemente una de las mejores opciones. Una buena noticia: Alfredo Di Roma se renovó remodelado y, entre otros cambios, cuenta con una terraza para fumadores.

https://www.youtube.com/watch?v=HiKEE99pDV0