Amamos la comida casera. No hay nadie a quien no le guste la sazón de una comida hecha con amor y sabor ancestral. Al fin y al cabo, la cocina es un acto de amor.

Al Sabor de mi Tierra tiene claro ese concepto: comida ancestral y con profundos orígenes prehispánicos. Por eso no es de extrañar de que a pesar de que el lugar no se vea para nada gourmet, siempre esté repleto de comensales que añoran el sabor de los viejos tiempos… demasiado viejos.

El caso es que el menú es variado y bien hecho. Van desde el sencillo caldo de gallina, hecho con gallina criada en corral y acompañado con pan recién horneado en horno de adobe.

De desayuno puedes pedir una torta de chilaquiles bien grande, que hasta trae aguacate. Ahora bien, si vas temprano puedes conseguir su famoso buffet de desayuno a 50 pesos: huevos, tostadas, quesadillas, sopa de gallina, chilaquiles a ese precio y todo lo que puedas comer.

El mole con pollo y las enchiladas están muy ricas, justamente, porque nada se hace si no lo preparan ellos mismos, el mole está hecho desde el inicio y el pollo es de granja también.

Por la tarde, el buffet de desayuno se transforma en comida. Te ofrecen ensalada, guarniciones de todo tipo y por cada día, hay una sugerencia del chef. Es decir, no te vas a aburrir de visitar ese lugar.