La sorpresa al salir del elevador de la torre Virreyes son los amplios espacios de Aitana y su diseño –a cargo del estudio que realizó el Ten Con Ten y el Mercado de San Ildefonso, ambos en Madrid–. Se trata del nuevo proyecto de la familia Ituarte (creadores de Alaia, Emilio, Miguel Ángel…).

Ubicado en una zona meramente corporativa, este restaurante no tardó en recibir comensales: aquellos que trabajan por la zona o en el edificio y familias que viven en los alrededores.

En cuanto al menú, la filosofía, sin mayor pretensión, es la de comida sabrosa, porciones generosas y una atinada carta de vinos. Las variaciones, respecto de sus otros restaurantes, radican en que su carta tiende hacia la comida fresca: pescados, ceviches y platos frutales, por ejemplo, la guayaba rellena de quesos cremosos y la sandía a la plancha. Aunque los ravioles de hongos son una mordida que hay que dar. El rib eye, el fantástico cachete de cerdo y el infaltable solomillo son opciones que demuestran por qué un corte siempre es pieza angular en una mesa; nos hace olvidar, por un momento, el característico espíritu vasco y clásico de sus otros establecimientos.

Otro asunto que refresca es la coctelería. Están haciendo un esfuerzo porque la oferta etílica no se reduzca al vino, sin embargo, aún les hace falta una carta bien diseñada, pues no basta con sugerencias del mesero. Si esto sucede y su menú sigue siendo explorado, Aitana le puede dar mucha vida a la zona.