¿Por qué nos molesta?
Pues, porque te estás muriendo de hambre, al parecer
la res que será tu filete aún está correteando feliz por el campo y el pan está
ahí, tan tentador, tan cerca… tan envuelto en su bolsita de celofán.

¿Qué hacer en estos casos?
Obviamente terminas comiéndote el pan, qué importa
si al final pagas casi lo mismo por unos panecillos Bimbo que por el
plato fuerte.