Probablemente todos conocemos Vips como el lugar para echarte una sopita casera y un pay de limón. Por si no lo habías notado, recientemente esta cadena de restaurantes innovó su aspecto y, como la periodista gastronómica que soy, me metí hasta su cocina a chismear y preguntar qué rayos significa tanto cambio. Les dejo mi investigación.

¿Qué hay de nuevo en Vips?

Primero lo primero: el logo es diferente y resalta la “i”, misma que está presente en los –también nuevos- uniformes de los meseros. Como diría mi madre, es un logo mucho más moderrrrrno y cool. Ok, mi madre no diría cool, pero si moderrrrno.

“¿Y qué con el menú?”, te preguntarás. Vengo a resolver tus dudas. Como en cualquier lugar, los platillos estrella siguen estando presentes. O sea, no creas que se deshicieron de la sopa especial Vips o de las enchiladas suizas. Lo que sí pasó es que mejoraron recetas existentes* y dieron paso a platillos que nunca pensaste encontrar en un restaurante como éste.

*El que no ha pensado “la cocina de Vips es desabrida”, que tire la primera piedra.

Entre lo recientemente agregado al menú me encontré cosas como alitas, queso fundido, milanesas de todo sabor, tacos de cecina, hamburguesas muy acá, sándwiches de pollo adobado, unas enchiladas manchamanteles creación de un concursante de Top Chef, malteadas y postres que no conocíamos.

A esta gorda certificada le tocó probar de todo –nuevos y clásicos- y les cuento qué tal me fue.

Dato: nadie patrocinó este post, lo hicimos por mera curiosidad.

Emprendí el viaje con una hamburguesa Habanero Crunch. Viene con aros de cebolla, cebolla caramelizada, queso gouda y un aderezo de habanero que pica justo como debería picar. Quizás es sorprendente que este lugar tenga una hamburguesa tan buena, pero premiemos a quien lo merece. Personalmente lo consideraría un imperdible de la nueva carta.

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Seguimos con unos clásicos molletes, pero le dimos un giro innovador pidiéndolos con chilorio. El pan es hecho en casa, así que podrán imaginar que estaban bastante chidos. Si son de paladar sensible, es probable que se cansen de un sabor tan intenso, así que pónganlos al centro #chilangotip.

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De la parte de milanesas, nos fuimos por una Toluca. La bañan en una salsa de chipotle con chorizo y la acompañan frijoles refritos con chorizo y unas papitas caseras. El plato se lo llevan los frijolitos. Están exquisitos.

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Una de las propuestas es cecina, así que nos rifamos a probarla. No es como la de 4 Vientos, pero jala. La sirven con chilaquiles rojos, un nopal con queso panela asado y guacamole. Para que tenga más chiste, te recomiendo pedirla en tacos campechanos.

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Me presumieron tanto su máquina tostadora de sándwiches, que me aventé a pedir un clásico Vips Club. No sé si es porque sale crujiente por fuera y calientito por todos lados, pero superaron su antigua versión. Aunque, tomando en cuenta todo lo demás que hay en el menú, no sería lo primero que pediría, ¿sabes?

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De postre, nos aventamos con una malteada de mazapán. Dos palabras: mis respetos.
Otras dos: coma diabético.

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No podíamos dejar de darle unos llegues al clásico pay de limón y a deleitarnos con el nuevo cheesecake de guayaba. La parte dulce, muy bien.

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Di el recorrido por el Vips de Cuauhtémoc en la Narvarte. Éste lo construyeron de cero usando todos los elementos nuevos en un principio. La idea es que todos los restaurantes del país tengan el mismo tipo de layout y mobiliarios. Que estén en sintonía, vaya.

Recomendación objetiva: valió la pena el cambio. Dale una oportunidad si no buscas cosas súper gourmet pero sí ricas, variadas y que te aplaquen la tripa.

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