Digan lo que quieran, pero la zona centro de nuestro país se caracteriza por tener las mejores garnachas y eso es algo que pocos —salvo algunos aferrados— se atreverían a discutir. Aquí les dejamos una prueba más de que por estos lares, eso de hacerse de la boca chiquita no se nos da.

En la Hermana República de Ciudad Nezahualcóyotl encontramos un bocadillo que haría palidecer hasta al más tragón: el huarache más grande del que tengamos noticia.

Para nuestros amigos foráneos que nos leen, un huarache es una base de masa más o menos suave y rellena de frijol, que lleva encima diferentes ingredientes, casi siempre diversos tipos de carne.

El “Niño Pobre”, como se le conoce a este rey de los huaraches, pesa nada menos que seis kilos, y es un verdadero desafío hasta para los que se dicen más comelones. Y no es exageración: según sus creadores, de este huarache tranquilamente podrían comer unas quince personas y quedar satisfechas.

¿Cuáles son los ingredientes que lleva este titán? Vayan enlistando: chuleta, carne enchilada, huevo, salchicha, longaniza, pastor y por supuesto, quesillo derretido, para que todo amarre. Es como una especie de alambre campechano de proporciones descomunales servidas sobre una base de medio kilo de maíz. De hecho, para crear la base de este huarache, tienen que usar una prensa especial de mayor tamaño, para que se den una idea.

Como tampoco hay un plato en el que quepa, te lo sirven cortado en tres platos, o si quieres observarlo enterito y en todo su esplendor, te lo llevan en una charola de metal enorme para que pueda contener los más de 40 centímetros de sabor que salen de esta parrilla.

Según los dueños de este lugar, (los Huaraches Familia Meza Mendoza), aún no ha ido un barril sin fondo que se lo haya terminado solo.

Ah, por si lo anterior fuera poco, este “Niño Pobre” llega acompañado de otros huaraches más pequeños, para que les vayas poniendo la carne poco a poco. Ahí nadie corretea a los valientes que ya fueron hasta allá. Los que se avientan el reto, puedes tomarse todo el tiempo que quieran para ver si logran tu cometido.

¿Te lo dabas?