La creencia urbana era que, con los mariscos, el maridaje ideal incluía siempre vino blanco. Con los años, las reglas de cómo combinar crustáceos con vinos han cambiado. Existen atrevidos chefs que crean unas mezclas novedosas, considerando el sabor de sus platillos y la individualidad del vino. Con la ayuda del sommelier Fernando Sandoval del Grupo Gemaric, juntamos algunas propuestas y los tips más importantes a considerar a la hora de emparejar estos dos.

Experimentar

Actualmente ya no estás casado con un vino en específico. Las combinaciones impresionantes nacen de varios experimentos. Al principio, algunos conjuntos pueden quedar espantosos, pero el chiste es ir probando hasta encontrar la unión perfecta. No hay reglas de un maridaje perfecto. Es el hecho de probar, del gusto personal y de experimentar sin miedo a combinar.

Pensar en maridaje como un conjunto

Es muy importante a la hora de emparejar cualquier platillo con un vino de pensar en todo como un conjunto. Ya no se trata simplemente que el vino acompañe la comida, ni al contrario, que el vino opaque el platillo. Lo que hay que buscar es crear una armonía entre el marisco, toda la combinación (salsas, verduras que acompañen) y la bebida elegida. Si se pone un plato delicado, es decir sin salsas y elementos que lo hagan más jugoso, con un vino impresionante se le está dando más fuerza al vino y este toma protagonismo a la hora de degustar.

Tener en mente los diferentes tipos de contraste

Existe el maridaje de contraste y el maridaje de seguimiento. El primero es cuando los sabores del marisco y la personalidad del vino no tienen nada que ver uno con el otro, pero de alguna manera juntos quedan perfecto, como un ceviche de camarón con un vino más frutal y no tan cítrico. El maridaje de seguimiento es cuando los ingredientes del platillo y el sabor del vino tienen mucho que ver y de la misma manera crean una combinación deliciosa.

Algunas propuestas del sommelier:

Vino blanco Sancerre con ostras o almejas. El vino francés contiene muchas notas minerales, y la acidez de la propia uva da los elementos necesarios para que haya una mezcla exacta.

Vino rosado con un salmón a la plancha, o con una salsa ligera de frambuesa acompañado de papa.

Vino tinto, Pinot Noir o incluso un Merlot, con un salmón a las finas hierbas.

Vinos Mexicanos, Chenin Blanc de Casa Madero-muy frutal y muy intenso- con un callo de hacha en salsa de azafrán.

Vino tinto, Cabernet sin tanto añejamiento con un atún (que aunque sigue siendo un pescado, ya se trata de carne roja) sellado en pimienta, Cabernet sin tanto añejamiento.