También son creaciones de ese archienemigo de los niños
llamado Bremen. En la bolsa un malvavisquito sonríe hipócritamente haciéndote
creer que está muy sabrosote, pero es chicloso y desabrido, además a la hora de
romper la piñata acabarán llenos de tierra y al hacer contacto con la humedad
del pasto despintarán sobre el precioso vestido de tu niñita.