Generalmente,cuando aún somos novato en el tema de los vinos, buscamos apoyarnos enreferencias que nos ayuden a estar más seguros que lo que vamos aelegir. También es común que expertos se apoyen –a vecesde forma inconsciente– en algún tipo de refuerzo al momento de elegir.

Estasreferencias pueden venir de alguien que creemos sabe lo mismo –o másque nosotros– sobre vinos: algún amigo que nos haya recomendado algo queal final nos gustó, revistas especializadas o sommeliers reconocidos en todo el mundo. En otras ocasiones simplemente advertimos la estampita quepresume que este vino ha sido ganador de algún premio.

Sibien buscar aprobación de alguien o algo ya esuna actitud chistosa, basarnos en una estampita para hacerlo es aúnmás curioso… es como si ver un reconocimiento pegado en la botellasiginificara que ese vino nos tiene que gustar.

Concursosde vino existen muchísimos, básicamente toda región vitivinícola tiene uno, desde las potencias del Nuevo Mundo –comoEstados Unidos, Australia o Nueva Zelanda– hasta los imperios del Viejo Mundo –como Francia, Italia y España–. Estos pueden ser localeso internacionales; ambos, en teoría, buscan premiar la "calidad" en losvinos.

Enel viejo mundo, si se quiere, se puede ser un poco más cuadrado ya quelas regiones marcan los estilos, y ello "estandariza" lo que se estáprobando. Ejemplo ficticio: un concurso de St. Emillion siginifica la participación únicamente de vinos merlot, de ciertas añadas, dígamos:2003, 2005. Esto hace que el concurso tenga homogeneidad, en lo quellega al panel de degustación.

Cosamás complicada es cuando el concurso es internacional de tintos, estoimplica que si nos toca un Pinot Noir y luego una mezcla bordelesaambos competirán por la medalla. Y, en este caso, puede ser que losjueces tengan una tendencia al Pinot Noir y no al otro, por lo tanto elconcurso se inclina a premiar cierto nicho de vinos y algunos quepudieran tener excelentes cualidades (algo menossubjetivo que calidad) quedarían eliminados.

Enresumen, si llegamos a comprar un vino con medallita y nos gusta,podría llevarnos a pensar que algún otro vino con la misma medallitapudiera ser de nuestro agrado, sin importar si es un francés,gringo o neozelandés… pero, ¿será cierto?

Podríamoscomparar estos concursos y premiaciones con sus equivalentes en cine…,si bien sirven de referentes, no porque una película haya ganado unOscar o algún premio similar quiere decir que nos vaya a gustar.

Alfinal, el cine, la música o el vino son completamente subjetivos, y yaserá decisión de cada quien si le gusta o no uno, sin importar que éste haya ganado todos los premios del mundo o sea tan desconocidoque no haya obtenido nunca ningún reconocimiento, más que el quetú le des.

Hoyqueremos recomendar dos de los muchos vinos mexicanos que han sidopremiados en los últimos años. La verdad es de destacar el esfuerzo queestán haciendo muchas casas en México no sólo por producir vinos demucha calidad, y de hacerlos llegar a la gente muchas veces con preciosaccesibles, sino porque están logrando que sus vinos vayan y concursen alrededor del mundo, sabiendo que todapremiación ayuda a poner en alto el nombre de México en elmundo, y con esto a hacer llegar su producto más fácilmente a nuevos mercados.

Casa Grande Shiraz 2005
Sinduda, el Casa Grande Shiraz es uno de los más premiadosen los últimos años. Por mencionar algunas de las medallas que ostenta destacamos: Doble Oro en San Francisco, Oro en Bruselas,Plata en Londres y Bronce en Burdeos. Es un vino que huele mucho afrutos negros maduros y ciruela pasa y algo de tierra mojada; tambiéntiene violeta, pimentón y romero; aromas a madera tostada y un poco desal al final. En boca es muy homogéneo y con buen cuerpo,predominando los sabores a frutas y madera muy bien integrados; buenaacidez y taninos maduros y bien balanceados. Toques de especias. Aligual que en nariz, resulta muy bien logrado y perfectamenteamalgamado. Súper recomendable…, nunca falla, enserio. Se consigue en tiendas especializadas por $520 pesos que no searrepentirán en gastar.

Santo Tomás Barbera 2005

La verdad da gusto tener vinos mexicanos como éste de Bodegas Santo Tomás, que ganó la Medalla de Bronce en el San Francisco International WineCompetition. Con aromas de higo, dátil, fresa caramelizada y compota, acompañados demuchas flores como violetas y petalos de rosa, la nariz de este vino esparticularmente agradable. En boca mantiene la calidad gracias asabores a dulce de leche acompañados de fresa, algo de ciruela, un levetostado y algo que nos recuerda a los chicles canels de lila(moraditos). Un vino muy cumplidor que se consigue por 200 pesos encualquier tienda especializada y algunos supermercados. La medalla esbien merecida, lo malo es que de un año a otro la calidad suele variar muchísimo.

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