Es muy triste que niños menores de doce años sufran problemas del corazón, hipertensión, gastritis y que sus venas estén tapadas de grasa. Sin duda alguna, es urgente hacer algo para combatir los problemas de obesidad infantil. Quitar la chatarra de las escuelas es un gran paso.

Pongamos en una balanza los beneficios de la salud contra el placer de comer unos Cheetos ahogados en salsa Valentina a medio día, o salud contra un gansito congelado y una coca helada en un caluroso día de mayo… ¡Maldita sea! ¿Por qué siempre tiene que ganar la salud?

Es triste saber que ya no se escucharán más explosiones en recreo a causa de un niño que brincó sobre un envase vacío de Boing. Todo se convertirá en silencio y desgracia… Bueno, no exageremos, tampoco se trata de sacar los violines y ponernos a llorar, pues finalmente sin importar que se coman jícamas o chocolates en las escuelas, los niños seguirán siendo niños y siempre jugarán fútbol, las trais, stop, y por desgracia para los cacha-zapes la cruel gallinita ciega seguirá reinando en los patios de primaria.

Lo que sí es un hecho es que la comida chatarra tenía ondita y sin duda alguna hay algunos productos que los chamacones extrañaran.

Dale next y revive algunos gratos momentos de tu infancia que estuvieron patrocinados por Chester Cheetos, Chocotorro, y la pequeña Lulú.