La Peralvillo –como le llaman los cuates– guarda una de las mayores tradiciones culinarias de la Ciudad de México: las Flautas de Doña Magos. En el corazón de este barrio bravo, se encuentra este local que cuenta con más de 60 años de tradición y es ya un clásico frecuentado no sólo por los vecinos de la zona, sino por todos aquellos que, atraídos por su fama de ser las mejores flautas de la ciudad, vienen a constatar el porqué de su fama.

Son varios los elementos que distinguen a las Flautas Magos. El primero de ellos es una sazón peculiar, de esas que sólo pueden brotar de una cocina tradicional familiar y que nunca podrán ser igualadas por cadenas que producen comida en serie. Estas flautas saben a hogar y a amor por la cocina, tal como las haría tu mamá, tu abue o tu tía favorita.

Pero como no sólo de amor vive el paladar, aquí te damos otra de las razones por las que este lugar se ha convertido en leyenda y ha resistido el paso de los años: sus salsas matonas. Comelón que se respeta baña sus flautas con sus salsas roja y verde y aunque termine moqueando, eso es lo de menos: su sabor inigualable bien lo vale. Quienes las hayan probado no nos dejarán mentir; serán los 20 pesos mejor invertidos de tu vida.

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¿Con cuántas queda satisfecho el comensal promedio? Tres, por lo general, aunque no falta el que asombra a propios y extraños y llega a echarse hasta seis o siete, bien bañaditas de salsas combinadas. Aquí no importan las geografías ni las clases sociales: lo mismo viene la actriz de comedia Lucila Mariscal que El Hijo del Santo a echarse su buena dosis de tortilla con carne con quesito y crema.

Aquí no se cierra nunca: de domingo a domingo hay filas de personas esperando a probar las que que también se conocen como “las flautas gigantes de Peralvillo”. La espera vale la pena. No importa si es un rinconcito del pequeño local o ya de plano parados, quienes vienen no paran de elogiar el sabor de esta fritanga. Clientes que vienen desde hace 15, 20 o 40 años dan fe de que la fama de ser las flautas más famosas de la Ciudad de México se la han ganado a pulso.

Si quieres probar este manjar chilango hazle caso a Doña Magos que con su clásico dicho de “pidiendo y pagando”, te dejará bien servido y con una sonrisa a flor de labios. ¡Barriga llena, corazón contento!

Flautas de Doña Magos, Adelina Patti 119, Ex Hipódromo de Peralvillo, lun-dom 9-18 h