La relación entre la cocina y los tatuajes es profunda. Desde que el trabajo entre los fogones –jornadas largas, sueldos bajos y mucho calor– se colmara de reclusos que salían de la cárcel con tinta como memoria, los tatuajes se convirtieron en un símbolo de identidad y orgullo entre los cocineros. Seis chefs que trabajan en México, algunos de ellos nominados y ganadores de Gourmet Awards, continúan con la tradición y nos hablan acerca de sus tatuajes.

Pablo Salas

“Cuando empecé con los tatuajes no veías a muchos chefs mexicanos que los tuvieran”.

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Han pasado casi 20 años desde que se hiciera su primer tatuaje, un tótem norteamericano que significa “guía”. Era 1997 y rápidamente aclara que su relación con la tinta –espiritual y entusiasta– no nació gracias a su labor como cocinero. “Cuando empecé con los tatuajes no veías a muchos chefs mexicanos que los tuvieran.

Restaurantes: Amaranta (Toluca) y Público Comedor (CDMX)

Diego Hernández Baquedano

“Hay a quienes les gusta pensar en una historia que los justifique pero eso no es lo mío”.

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Las líneas delgadas y los trazos simétricos que describen al pino en el brazo derecho del chef creador de Corazón de Tierra en Ensenada hablan de un gusto manifiesto por el diseño. “Para mí el tatuaje es una pieza de arte. Hay a quienes les gusta pensar en una historia que los justifique pero eso no es lo mío”.

Restaurantes: Corazón de Tierra (Valle de Guadalupe) y Conchinita comedor (CDMX)

Paul Bentley

“Mi abuelo tenía muchos tatuajes, crecí viéndolos”.

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“El primero me lo hice cuando vivía en Nueva York. Marco Serio, el tatuador, vivía cerca de mi casa y nos hicimos amigos”, cuenta el chef de los inicios de un proceso que aún no sospecha una conclusión. El logotipo de Magno Brasserie, el restaurante en Guadalajara comandado por el chef, quien aterrizó en México hace siete años, es una de las últimas inclusiones en el catálogo de aventuras que le iluminan los brazos.

Restaurantes: Saint Michel (Guadalajara), Magno Brasserie (Guadalajara)

Francisco Ruano

“Para mí, es un impulso muy adolescente”.

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Para el chef de Guadalajara, quien hace tres años inaugurara Alcalde, los ocho tatuajes llegaron de manera natural. “Todo tiene que ver con quién te va a tatuar”, la colaboración entre dos creadores –el de la cocina y el de los tatuajes– está al centro de los trazos que se sostienen a sí mismas, sin anclas emocionales.

Restaurante: Alcalde (Guadalajara)

Jair Tellez

“Para mí el tatuaje fue un ritual”…

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…comienza a describir el proceso de 10 horas –dos sesiones de cinco horas en la madrugada, porque la agenda del tatuador, Lalo Silva, así lo exigía–, que terminó con el dibujo de un grupo de verduras sobre el brazo izquierdo del chef. Mejor para él, que encuentra en los desafíos particulares del tatuaje el sentido para hacerlo.

Restaurante: Amaya (CDMX)

Olivier Deboise

“La etiqueta no forma parte de nuestra vida cotidiana”.

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“Somos personas muy expresivas. A nuestros comensales les gusta la rebeldía. Quieren propuestas creativas. Cuando el cocinero es libre, da confianza”, explica sobre sus tatuajes, realizados por cuatro artistas tapatíos.

Restaurante: J&G Grill (CDMX)

¿Conocías estas historias detrás de los tatuajes de los chefs?

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