Cuando en un lugar venden como postre un nicuatole, sabes que alguien en la cocina hizo bien su tarea. No sólo porque creó un platillo atractivo a los sentidos (el de la vista, para empezar), sino porque para traer a los comedores un postre que se vende en las esquinas de las calles oaxaqueñas en una canastita tiene que haber toda una investigación detrás.

La mayoría de las creaciones de Zurita no tienen mayor pretensión: son reinterpretaciones de platillos regionales de diversos puntos de la república. Uno de ellos, las enchiladas de jamaica, se disfrutan lo mismo en el desayuno que en la comida. Los chiles en nogada son también una reconocida receta. En temporada fabrican sólo cincuenta, de buen tamaño y mejor sabor.

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