La variedad abarca colores, sabores y todo tipo de motivos: infantiles, románticos, elegantes, navideños.En esta ocasión probamos los clásicos (como red velvet y chocolate con chocolate) y algunas creaciones que definen a cada lugar. Todas nos encantaron por como lucen pero fue inevitable que el gusto se nos cansara de tanto placer azucarado.

Cupcake Love

All You Need is Love, decían los Beatles. Amor …y cupcakes, agregamos nosotros. Alguien lo entendió y, en una de las últimas orillas de la Condesa (Benjamín Franklin esquina Ensenada), montó Cupcake Love, una cafetería beatlemaniaca donde los pastelillos que protagonizan el menú tienen un toque de psicodelia.

Los hay de varios sabores, pero destaca el Lucy in the Sky, de limón con semillas de amapola y frosting de zarzamora, perfecto para disfrutar con un latte y buena musiquita. La atmósfera retro es la mezcla perfecta entre un salón de té inglés con “La hora de los Beatles” de Universal Stereo y un toque de diamantina comestible.

Mariana: En el juego de recrear los sabores de una canción en un cupcake, este lugar gana muchos puntos. Los colores son cautivadores pero hay algo en la consistencia del pan que les aporta cierta resequedad.

Miguel: En lo que se refiere a concepto, éste se lleva a todos de calle. Todo su discurso se basa en canciones de los Beatles por lo que el de naranja se llama Here Comes the Sun y el de limón y amapola Lucy in the Sky. A la hora del sabor hay mucha variación, todos son interesantes pero algunos bastante secos y otros demasiado perfumados.

Mónica: El concepto está tan bien ejecutado que no hay modo de ir a este lugar y no volver, aún cuando el pan de los cupcakes está seco. Una lástima porque el sabor es muy bueno y porque se nota que usan recetas caseras y artesanales. La mezcla de ingredientes es divertida y la presentación es extraordinaria (usan buenos colores, perlitas de azúcar y diamantina), pero la falta de humedad en el pan les resta puntos. Quizá la mejor opción sea pedir los cupcakes del día y no los básicos, para asegurarse de que están recién horneados.

Paloma: La decoración y el concepto de estos cupcakes es excelente, los nombres son muy originales. Tienen muy buen sabor pero la consistencia del pan es algo seca.

Benjamín Franklin 125, Condesa; cupcakelove.com.mx

Cupcakes by Tom

Son los pioneros en este ramo, y a pesar de la fama que adquirieron (y de la creciente competencia) se mantienen como favoritos. El tamaño es perfecto para disfrutar un cupcake después de la comida sin padecer de efectos secundarios a causa del azúcar.

Mariana: El de chocolate con chocolate fue uno de los favoritos. Conserva el amargor del ingrediente principal y comérseloresulta una delicia. No ocurre lo mismo cuando las cosas se inclinan por combinaciones más ‘extravagantes’ (como es el caso del té verde).

Miguel: Son los clásicos por una razón y en general son los mejores. El pan siempre está esponjocito y lo sabores no tienen un gusto químico, sino más bien natural. La variedad de toppings y panes es vasta y se aprecia la bien ejecutada intención de cada uno. Mi favorito, el de plátano.

Mónica: Son los pioneros y no por nada llevan la delantera. En Cupcakes by Tom entienden que, en este rubro, lo ideal es mantener el equilibrio entre pan y frosting, sabor y decoración, creatividad y tradición. Adornan sin excesos y hornean con cuidado. El pan es esponjocito y consistente. Hay, sin embargo, algunos que les quedan mejor que otros. El de té verde, por ejemplo, es medio insípido, pero –por el contrario– el de chocolate, que viene con un copetón de betún del mismo sabor, es intenso y muy (MUY) bueno.

Paloma: El sabor y consistencia son buenos, el frosting no es empalagoso, está en un punto perfecto de dulce. La decoración no es tan llamativa.

Chilpancingo 35 int.6, Condesa, 5564-8459

Cupcakería

Hay veinte diferentes sabores de cupcakes, vienen muy bien presentados y en la decoración podemos distinguir de qué sabor son. Hacen muy buena combinación con el pan y el betún, ambos muy frescos y con todo tipo de sabores como cotidianos de temporada o éxoticos. Ideales para cumpleaños, sorpresas, bodas, reuniones , etc.

Mariana:Sobresalió de entre la selección el cupcake de plátano. Los demás no lucieron tanto por la consistencia granulosa del topping y el exceso de azúcar.

Miguel: La presentación es bonita pero los sabores son extra empalagosos. El pan no es precisamente el más suave y aún dentro de su variedad todos saben como si se hubieran hecho de la misma masa, ninguno resaltó para mí.

Mónica: La oferta de este lugar es súper extensa, así que siempre hay uno que te puede gustar. El pan es demasiado suave, tanto que se desbarata, lo cual no es bueno cuando intentas dar una buena mordida sin hacer un desastre. La decoración se pasa de cursi, pero el sabor de algunos de sus panes, compensa: el de zanahoria es bueno – más que panqué parece un pastel pequeño– y el de plátano es tan rico como si un chicle motita se hubiera convertido en nube, es decir, “yumi”.

Paloma:El sabor y consistencia son buenos, el frosting no es empalagoso, está en un punto perfecto de dulce. La decoración no es tan llamativa.

Miguel Ángel de Quevedo, 140, local 3, Chimalistac, 5661 1797

Merry cupcakes

A la sombra de las escaleras eléctricas del centro comercial Antara se encuentra este puestito que duplica en dulzura lo que le falta de tamaño. En una vitrina de cristal puedes ver lo sabores clásicos que aquí venden, como chocolate, zanahoria, red velvet, limón y naranja. Ellos se esmeran en ocasiones especiales para sacar cupcakes conmemorativos, en su página puedes concursar por unos románticos para el 14 de febrero.

Mariana: Por la cercanía del “Día del amor” nos tocaron cupcakes salpicados con corazones (si necesitas uno, ya sabes dónde encontrarlo e incluso personalizarlo). Mi recomendación es quedarse en la zona de confort del chocolate, pues los otros sabores no son precisamente halagadores.

Miguel: La oferta de sabores no es tan amplia y su preparación es la clásica americana. Son esponjosos, hiper dulces y muy atractivos a la vista. Para regalo están buenos, para el antojo puede que haya mejores opciones.

Mónica: Si hubiera forma de que el efecto “persona guapa, pero tonta” se convirtiera en pastelillo, estaríamos ante uno de ellos. Hay mucha promesa para la vista, pero poco que ofrecer al paladar. El pan no es bueno y ese es el principal problema, porque el frosting de chocolate tiene potencial para comerse en cantidades escandalosas. Evita el Red Velvet si eres de los que se empalaga rápido. La opción, en caso de antojo extremo, es el chocolatoso, que tiene la extraña cualidad de no ser tan dulce como parece.

Paloma: La decoración es muy alegre con mucho granillo, brillantina y color pero el sabor no es espectacular y el betún está un poco seco.