Según la Real Academia de la Lengua Española, tapa es la “pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento a una bebida”. Dicho término formó a formar parte en la RAE en 1939 como andalucismo.
Cervantes las llamó en el Quijote llamativos y Quevedo avisos o avisillos.

Su origen

El uso de este vocablo tiene un origen incierto. Hay quienes aseguran que surgió a raíz de una anécdota protagonizada por Alfonso XIII en su visita a Cádiz. Antes de regresar a palacio, el monarca se detuvo en el Ventorrillo del Chato, venta que aún existe en la playa que lleva su nombre, entre Cádiz y San Fernando.
Alfonso XIII pidió una copa de vino de Jerez, pero no se percató de que un remolino de viento que se coló en el local amenazaba con llenar de arena de playa el catavinos real. Para evitarlo, un avispado camarero se precipitó a cubrirlo con una loncha de jamón. Cuando el rey fue a dar un sorbo, preguntó con sorpresa: “¿Qué es esto?”.
El mozo le contestó: “Perdone mi atrevimiento Majestad, le he puesto una tapa para que no entre arena en la copa”. Alfonso XIII se comió la loncha de jamón y requirió que se le sirviera otro Jerez, pero “con otra tapa igual”. Todos los presentes rieron el ingenio real y emularon al rey pidiendo lo mismo.
Otra teoría sobre su origen se remonta a reinado de Alfonso X el Sabio. Alfonso estaba enfermo y tenía que tomar pequeños bocados entre horas como preinscripción médica, y gracias a que se recuperó rápidamente estableció que en las tabernas y mesones de Castilla, junto a una copa de vino, siempre se ofreciera un pequeño bocado. Una medida que también buscaba que la ingesta de alcohol no ocasionara malestares físicos.