Es la versión más amigable que existe. Una taza de chocolate caliente bajo las cobijas es (a veces) todo lo que se necesita para pasarla bien. Además es un capricho muy fácil de cumplir, porque cualquiera puede hacer el experimento en casa.

Ahora, hay lugares especializados en esta materia. Uno de ellos: Mamá Sarita. Chocolate tabasqueño servido en altos jarrones de barro. Tú eliges el grado de amargura y algún complemento (puedes pedirlo almendrado o enmezcalado, por ejemplo). Te lo traen con una capa de espuma al tope y una cucharita de madera para que hagas la prueba (si lo quieres más dulce o más amargo te lo arreglan).