No es ningún secreto que hay pocas mujeres en el mundo de la gastronomía. Para muestra, basta ver el listado de los 50 mejores restaurantes de América Latina. En el top 10 sólo hay una mujer al frente de un lugar (Maní en Brasil) y la chef Helena Rizzo forma parte de una dupla culinaria junto con su esposo Daniel Redondo.

¿A qué se enfrenta una mujer chef en una cocina? Intrigados por esa pregunta, platicamos con la Sofía Cortina, repostera del restaurante del Hotel Carlota, para conocer su experiencia.

Comenzaste tu carrera en Pujol, ¿cómo fue tu experiencia?

Mi primer día en un restaurante fue difícil. Entré como practicante y me decían cosas como “debilucha” o “no puede cargar ni una olla”. Eran comentarios que te hacen sentir mal, pero me percaté que lo importante no era escucharlo sino sobreponerme a ello. Comencé a cargar cosas y me fui adaptando al ritmo de la cocina.

Cuando les dijiste a tus papás que querías ser cocinera, ¿cuál fue su reacción?Ellos se preocupaban porque el ambiente de trabajo en una cocina es rudo. Es gente que está acostumbrada a ser mal hablada y alburera. Si no se te curten las manos, se te curten los oídos. Su temor era que me molestaran o que no me fueran a respetar. Fue un cambio radical, sobre todo porque predominan los hombres. Al principio sí me asustó un poco, no es el ambiente que más me gustara, incluso no es el que más me gusta.

¿Alguna vez pensaste en dejar la cocina por el ambiente?

Al principio me molestaba esa actitud y con el paso del tiempo, por mi carácter, nunca he tenido un problema con este tema. Me ha tocado ver que molesten a practicantes, pero ellas no hacen nada. No se trata de que se estén defendiendo todo el tiempo, pero sí representa el tema de hacerte creer de que eres menos, de hacerte creer que no tienes es fuerza para cargar el esfuerzo físico que representa estar en una cocina.

¿Por qué crees que predominan los hombres en la cocina?

Creo que es una cuestión física. Las mujeres tenemos una fortaleza increíble, pero al mismo tiempo el aguante físico de los hombres es mayor. Además, creo que a las mujeres nos les gusta estar expuesta a la rudeza innecesaria; ni a mí. Me encanta mi profesión y en mi cocina tengo un súper ambiente. En Pujol era muy rudo, pero luego cambió. He tenido suerte por haber trabajado en lugares donde siempre me han respetado, pero no es el mejor ambiente para trabajar.

¿La mujer pierde su feminidad al entrar a una cocina?

El tema del maquillaje es higiene, en la cocina sudas mucho y por eso no se usa. Esa parte de seguir siendo femenina o tener esa delicadeza, no lo pierdes. Me gusta creer que soy una princesa, que me respeten y si se necesita, que me ayuden a cargar.

En cuanto a acoso sexual, ¿te ha sucedido?

No me ha tocado ningún tema de acoso sexual. He trabajado en lugares como Pujol donde cuidan mucho ese tema. Ni en Barcelona. Tampoco he escuchado historias de amigas en la cocina que me hayan contado alguna experiencia.

¿Hubo alguna diferencia de trato entre las cocinas de México y Barcelona?

Aquí en general hay más patanes. En Barcelona era la única mujer en la cocina, aunque había muchas camareras. Desde el primer día me trataron súper bien. Creo que también tiene que ver con cómo seas tú como mujer. Si eres una persona educada y respetas el trabajo de los hombres, ellos respetan el tuyo.

¿Qué crees que se necesita para trabajar en una cocina?

Necesitas ser una persona con un carácter fuerte. Tener una mano dura en términos de liderazgo, sino nadie te obedece y hacen las cosas necesarias en la cocina. Es muy importante ser firme, tener una personalidad meticulosa y perfeccionista; es tu presentación ante los comensales. También debes tener un temperamento a prueba de todo. Tenemos mucha adrenalina y tenemos situaciones cardiacas.