Charles Dickens "Cuento de navidad" (Christmas Carol)

En la tercera parte de este cuento. El desalmado Scrooge se topa con el segundo fantasma, un gigante que se encuentra rodeado por montañas de comida, la descripción de este banquete en el que abundan todo tipo de quesos, aves y frutos es absolutamente hipnótica. Justo antes de que empecemos a salivar, este panorama que parece brotar directamente del cuerno de la abundancia, desaparece de súbito; es entonces cuandonos topamos con aquella desgarradora escena en la que aparece Bob Cratchit con el pequeño Tim sobre sus hombros, y el fantasma revela Scrooge que si la situación de Bob no mejora, el pequeño Tim morirá.

Sylvia Plath "La campana de cristal" (The Bell Jar)

Esther viene de una familia de bajos recursos, por lo que para ella, el suntuoso banquete presentado por la revista Lady´s Day es una lujosa experiencia. El caviar, el aguacate relleno de cangrejo,y demás platillos son descritos desde la perspectiva de alguien que nunca había asistido a un restaurante (propiamente hablando). Las descripciones municionas de Sylvia Plath nos trasmiten vívidamente el asombro (y antojo) de Esther ante tal comilona.

Pablo Neruda "Oda a las papas fritas"

Que las papas fritas sean un platillo común no las hace corrientes. Pablo Neruda tenía bien claro esto, y lo refleja en este poema, donde fragmentos como "Las papas/ fritas/entran/ en el sartén/ como nevadas/ plumas/ de cisne matutino" o "El ajo/ les añade/su terrenal fragancia/ la pimienta,/ polen que atravesó los arrecifes" elevan a las papas fritas a lo sublime.

Francisco Hinojosa "Amadís de Anís… Amadís de Codorniz"

Este cuento infantil trata sobre Amadís, un niño que come dulces, pasteles y helados de manera voraz. Se niega a comer cualquier tipo de verdura y roba a sus compañeros de escuela su comida. Un mal día Amadís amanece convertido en niño de dulce "Podía masticar su propia lengua como si fuera un chicle de cereza y su panza era un redondo y rosado malvavisco que tenía en el centro un ombligo de luneta". Amadís decide dejar de comer dulces y comer sólo verduras, por lo que al dúa siguiente amanece transformado en un niño de sal.

Pedro Calderón de la Barca "Mojiganga de los guisados"

La obra cuenta con personajes como "La Princesa de la Olla", "Don Gijote", "Don estofado", "Doña Albondiguilla", "Doña Pepitoria", "Don Mondongo", entre otros. Trata sobre una competencia en la cual el mismísimo Baco decidirá cuál es el mejor guisado.

Haruki Murakami "Tokyo Blues"

En un terreno que se centra más en la cultura pop, este escritor japonés refleja una obsesión por la comida en boca de sus personajes. Los escenarios de la vida de los recuerdos de un joven japonés transcurre entre sopas ramen, es imposible resistir el antojo al leerlas.

Fraçois Rabelais "Gargantua y Pantagruel"

Puede que la recomendación parezca un poco fuera de lugar por el sello grotesco de las descripciones de este autor. Pero eso no quita que la lectura de este libro sea, simplemente, una delicia. Pantagruel, hijo de Gargantúa, se caracteriza por su gran apetito, dando pie a largas descripciones de banquetes (y, con mucho humor negro, a las procesos corporales que involucra su ingesta).

Antonio Calera, Gula de sesos y de lengua

Ensayos, experiencias y pequeños aforismos culinarios (llamados Tapiocas) componen este libro. Hay mucho para identificarse con las sobremesas. El libro puede leerse en desorden, como una comida en vacaciones.