Menú 6.33
Atmósfera 3.16
Puesta en mesa 6
Decoración/diseño 5.33
Temperatura de alimentos 5.66
Presentación 12
Sabores 17.33
Calidad de materias primas 12.66
Atención 14

Chef Martha Ortiz Chapa / Sous chef Saúl Jiménez

Juzgar a Dulce Patria no ha sido fácil. Es nuevo pero no se siente así; no es Águila y Sol –el anterior restaurante de Martha Ortiz Chapa– pero se parece demasiado a él; sus presentaciones –tan intensas– remiten a otro tiempo (¿2002?). Comer ahí es un poco como comer en una polaroid. Juzgado fuera de contexto, Dulce Patria es muy correcto: las elecciones de interiores son arriesgadas, como asomándose en el cantil de lo kitsch –sillas negras, apuntes dorados–; el servicio es puntual, riguroso; los cocteles y aguas frescas, encantadores; algunos platos –como el caldo de pollo verde, el flan de coco–, perfectos. Juzgado en su contexto –Distrito Federal, 2011–, es una anacrónica novedad.

Platillos probados: estrella de atún con serpentina de verduras; cebiche con zapote negro; quesadillas multicolor; consomé verde esmeralda; crema de ejotes con vainilla de Papantla; ramillete de flor de calabaza en crema; carnitas con salsa de pipicha; chocolate de tablilla al fuego; flan de leche de coco con piña; esquimos contemporáneos; pastel de elote.
• Alimentos: $650
• Vino: La Borde Vielle, $98 (copa), $628 (botella)
• Cerveza nacional: $42
• Agua/coctel: raspado de grosella, $45; Chamuco (coctel con mezcal), $46

Anatole France 100, Polanco, 3300 3999 lun-sáb 13:30-23:30 hrs,
dom 13:30-17:30 hrs, dulcepatriamexico.com

Dulce Patria