Por Lats
Por
fin tenemos el gusto de ver en algunas salas nacionales la nueva entrega del
afamado director surcoreano Park Chan-Wook, también apodado como Mr.
Vengeance, gracias a aquella famosa trilogía de venganza: Sympathy for Mr. Vengeance,
Oldboy y Lady Vengeance.
En
esta ocasión, inspirado en la novela francesa Thérése Raquin de Émile Zola,
transforma a los personajes en vampiros para agregar al erotismo y perversión
del libro otros toques de sangre, fantasía e inclusive comedia, que
caracterizan a sus anteriores trabajos.
El
muy devoto y bondadoso Padre Sang-Hyeon, interpretado por Song Kang-Ho (Mr.
Vengeance, Lady Vengeance), se somete a un experimento para erradicar un
peligroso virus, en donde es infectado por error y convertido en vampiro. Al
continuar cuidando enfermos se encuentra con un viejo amigo y su esposa Tae-ju
(magníficamente interpretada por Kim Ok-Vin), quien intensifica la sed de
sangre y el erotismo inherente en su nueva naturaleza animal; confrontando su
fe e imagen como padre con su creciente necesidad de saciarse.
De
esta manera la película provoca un choque entre lo relativamente correcto en
las creencias humanas con los instintos y pasiones vampirezcas, que al final
también atrapa al público y justifica una violencia que impacta pero se
disfruta.