Un convoy del metro alcanza una velocidad de hasta 80 kilómetros por hora y puede pesar hasta 200 toneladas. Más o menos lo mismo que cuatro ballenas grises. Es por eso que las probabilidades de sobrevivir tras aventarse a las vías son extremadamente bajas. Sin embargo, en caso de que así suceda, la multa por hacerlo podría alcanzar el medio millón de pesos.

De acuerdo con el Código Penal de la Ciudad de México, la pena a quien «dañe, altere, interrumpa, obstaculice o destruya alguna vía o medio local de comunicación, de transporte público o de transmisión de energía» es de uno a cuatro años de prisión y hasta de cinco mil días de multa; es decir, 337 mil 450 pesos.

La ley establece, además, que en caso de interrumpir u obstaculizar un servicio público local de transporte, cuando lleve de pasajeros, «las penas se aumentarán en una mitad».

Ante la pregunta de si un sobreviviente a un intento de suicidio enfrentaría este tipo de sanciones, la doctora Jetzamín Gutiérrez, gerente de Salud y Bienestar Social del Metro explica: «Es una línea muy delgada. Bajar a las vías es una falta administrativa. Cuando alguien además ocasiona que se interrumpa el servicio, y por lo tanto se tiene que hacer esperar a los usuarios, esto puede constituir un ataque a las vías de comunicación».

La funcionaria puntualiza que la investigación corresponde a la Procuraduría General de Justicia local y la decisión final a un juez cívico. El Metro sólo canaliza a los usuarios que lo requieren con ayuda psicológica: «Se tiene que determinar, lo hace la Procuraduría, Salvamos Vidas –el programa que implementó el Metro para prevenir el suicidio– se dedica a tratar de apoyar desde el punto de vista emocional pero no va en contra de un ordenamiento legal o administrativo”, dice.

Suicidios en el Metro

Chabacano: una de las estaciones con mayor índice de suicidios

Foto: Cuartoscuro

El pasado 18 de julio, un joven de 30 años se arrojó a las vías de la estación Balbuena, en la línea 1. Estointerrumpió la circulación de los trenes por casi media hora. El año pasado 29 personas se quitaron la vida arrojándose a la vías; un año antes lo hicieron 28 y en el 2014 otras 36. En junio el 2015, una mujer sobrevivió a un intento de suicidio; pero el SCT no cuenta con información sobre si fue sancionada económicamente.

Ante estas cifras, el Sistema de Transporte Colectivo Metro puso en marcha el programa Salvemos Vidas. El objetivo es monitorear a los usuarios para detectar anomalías en el comportamiento y así poder actuar a tiempo. Jetzamín explica que existen patrones de conducta ya identificados. El tiempo que permanece una persona en la estación, por ejemplo; mirar detenidamente la línea amarilla, caminar en ella; dejar objetos en el andén antes de lanzarse.

De agosto del 2016 a la fecha se han logrado 50 contenciones; sin embargo, debido al contexto particular de la ciudad, es difícil estudiar el fenómeno con precisión. Además, las autoridades del metro aseguran que existen más suicidios en otros sitios públicos o privados.

Las estadísticas muestran que de cada 10 suicidios en el metro, seis los cometen hombres y 4 mujeres; el promedio de edad son los 32 años. Las estaciones con mayor frecuencia de arrojos a las vías son: Chabacano, Copilco, Insurgentes, Zócalo, Balderas, Tacuba, Xola, Viaducto, Hidalgo, Portales, La Raza, Hospital General, Deportivo 18 de Marzo, UAM y Puebla.

«Es cerca de hospitales, por ejemplo, Centro Médico, Hospital General, 18 de marzo, La Raza… lo cual puede tener que ver con situaciones de tipo de salud, de cosas terminales; de malas noticias», explica la doctora.

Cuando ocurre un suicidio en las vías del Metro, el tiempo de respuesta de las autoridades es de 17 minutos. Intervienen entre 10 y 15 personas, entre ellos el conductor, personas de mantenimiento, vigilancia y protección civil. De todos ellos, sólo el conductor recibe terapia psicológica.