Para la mayoría fue un sismo sin precedentes, sin embargo, aunque ocurrió en la misma fecha que el devastador sismo de 1985, el del martes pasado fue 30 veces menor, explicó Raúl Valenzuela Wong, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Mientras que en 1985 resultaron dañadas estructuras más altas, en este sismo la cercanía con el epicentro ocasionó que los colapsos y derrumbes se concentraran en inmuebles de entre cuatro y ocho pisos, según la explicación que dio el investigador en una videoconferencia.

“En 1985 la ubicación de los daños fue en el área que corresponde a lo que fue el Lago de Texcoco (delegaciones Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, sur de Coyoacán, Benito Juárez e Iztacalco), mientras que en 2017 fueron en la denominada ‘zona de transición’, al sur de la ciudad (Tlalpan, Coyoacán), lo que coincide con la orilla de lo que fue el mencionado lago”.

“No hay fin del mundo”

Wong habló también sobre el rumor de un gran terremoto en la brecha de Guerrero, dijo que aunque no se pude predecir un sismo, sí se sabe que desde 1911 no ha ocurrido un movimiento de gran magnitud en esa zona.

“No tenemos datos de cuándo fue el movimiento anterior a 1911, así que no podemos establecer el intervalo de recurrencia. Pero lo que es un hecho es que no se ha liberado energía ahí”, señaló el especialista.

Ni Corea del Norte ni las tormentas solares, desmintió el investigador respecto a los rumores que circulan en las redes sociales.

“No hay fin del mundo, no hay alineación de planetas, no hay fechas fatales ni círculos que se cierran”,reiteraron los especialistas de la UNAM, sin embargo destacaron la importancia de la prevención.