Si algo nos enseñó el sismo, es que los mexicanos tenemos un gran corazón y que la comida nos une como ciudad. Decenas de restaurantes chilangos sumaron esfuerzos donando insumos, fungiendo como centros de acopio, e incluso ofreciendo comidas calientes para alimentar a brigadistas, rescatistas y voluntarios de todo tipo.

«Los restaurantes han perdido mucho dinero, pero necesitan generar actividad para poder sostener los sueldos», asegura el chef Irak Roaro de Casa Awolly, ubicado en la colonia Roma. Lugar de donde salieron más de 6,000 comidas calientes.

Desde el fin de semana pasado la mayoría de locales reanudaron operaciones, aunque la respuesta de los comensales ha variado, dependiendo de la zona. En el sur, varios locales estaban llenos, según nos comparte la cocinera Mariana Orozco, quien acudió a Fonda Argentina: «Había más gente de lo normal y mesas con muchas familias». Sin embargo, la postal fue distinta en el centro, como nos cuenta Roxana: «La Pagoda estaba llena, pero no tanto como otras veces. Normalmente hay que esperar como 20 minutos… esta vez no había fila».

En la Roma y Condesa —zonas muy afectadas por el temblor—, el panorama continúa siendo delicado. «Siento que todavía es muy pronto, la gente todavía está muy sensible. Lo que se haga tiene que ser de mucho corazón», afirma el restaurantero Ramón Orraca de Mexsi Bocu, Fonda Fina, Bonito y El Parián, establecimientos que donaron más de 50,000 comidas en estos días.

Volver a la normalidad no es sencillo, pero hay que intentarlo. «La mayoría de los meseros tienen un sueldo mínimo y ganan de las propinas», afirma Orraca. «Si la situación no mejora rápido, van a salirse de los restaurantes y a buscar trabajo a otros lados».

A través de la industria restaurantera se sostienen familias enteras: «Productores, artesanos, viticultores y una cadena enorme de gente depende de nosotros», confiesa Gerardo Vázquez Lugo, chef del restaurante Nicos, local que desde el día 1 trabajó en la preparación de alimentos destinados a la donación y en la recolección de 15 toneladas de ayuda.

Es momento de organizar esa comida con aquellos amigos que no ves hace tiempo. «Hay que reactivar la economía, sostiene Mariana. «Si dejamos de ir a restaurantes o dejamos de salir, nunca nos vamos a reponer emocionalmente».

Lo que vivimos los días que siguieron al sismo se quedará en nuestra memoria, pero como asegura Gerardo Vázquez Lugo: «No podemos detenernos a lamer nuestras heridas, hay que levantarnos y seguir adelante».

50 segundos bastaron para revelar nuestra capacidad de empatía y solidaridad. Bien lo expresa uno de los pocos memes que circularon tras el sismo: «Pin%&@ chilangos, se la están rifando cañón. Las quesadillas desde hoy pueden llevar lo que se les dé la chi%&@ gana».