¿Se acuerdan cuando pensábamos que el mundo iba a terminar? ¡Ah, qué tiempos aquellos! Y, sin embargo aquí seguimos, vivitos y crudeando, justo como los mayas hubieran querido. A pesar de esta nueva falsa alarma, ya circulan algunos rumores de que el fin del mundo no era en el 2012, sino en el 2013. ¡Ya, chale!

Lo que sí debemos aceptar es que cada vez crece más la paranoia apocalíptica, y es que, esto del fin de los tiempos suena menos improbable cada año. Todos sabemos que estamos haciendo mal las cosas y que hay cosas que deberíamos cambiar para tener un mundo pa’ rato, pero nadie hace nada.

Estos son sólo algunos puntos para reflexionar, ahora que entramos en la Nueva Era y todo eso.

El mundo no se acaba, nos lo acabamos

Tal vez esta falsa alarma nos sirva para abrir los ojos y darnos cuenta de que el mundo no se va a terminar por invasiones alienígenas, mucho menos porque los mayas lo dijeron. La neta es que nos lo estamos acabando con todo lo que hacemos: contaminación, daños al medio ambiente, peleas entre nosotros, ambición, etc. Estos son los verdaderos jinetes del apocalipsis y nosotros podemos cambiarlos.

Sobrevivir no es lo mismo que vivir

No es que nos haya invadido el espíritu hippie ni nada, pero pensamos que sería buena idea que nos diéramos cuenta de que vivir llenos de preocupaciones, estrés y deudas no es precisamente la mejor forma de vivir. Mucho menos ahora que no se acabó el mundo y muchos tendremos que darle algunas expliaciones a los bancos, lo malo es que “los mayas me dijeron que se iba a acabar el mundo” no es una excusa comprensible para eliminar nuestras deudas.

Paz, hermanos

Muchos hicimos bromas con esto del apocalipsis y el fin del mundo, pero hubo muchas personas que hicieron el oso de sus vidas y creyeron que el fin estaba muy cerca. Algunos compraron Arcas de Noé en Ebay, otros convocaron a sucidios masivos y otros tantos decidieron pasar la noche del 21 nadando en aguas etílicas. Lo cierto es que pocos nos preocupamos por intentar cambiar el mundo, ahora que tenemos una nueva oportunidad y cuando empezó el 22 volvimos a la misma rutina de peleas en el carro y críticas a todo el mundo. Tal vez la solución es que dejemos de pelear entre nosotros y nos unamos con un mismo propósito.

Todos hacemos el cambio

Aunque no lo creamos, cualquier cosa por más pequeña que hagamos, es importante. Desde dejar de escuchar la música de Maná, hasta no tirar basura en la calle hace que este mundo se vuelva un mejor lugar para vivir. Así que dejemos de quejarnos y actuemos. Quítemonos los crocs y empecemos a hacer al cambio que queremos ver, porque NADIE quiere un mundo donde sigan existiendo las personas con crocs, celulares en el cinturón y mucho menos carros disfrazados de reno.

¡Los mayas mienten!

Ya van como 3 veces que sobrevivimos al apocalipsis y aquí seguimos, vivitos y crudeando, justo como los mayas hubieran querido. Así que tratemos de aprovechar este nuevo año y dejemos la flojera atrás para por fin lograr hacer reales todos nuestros propósitos, cumplir nuestros sueños y hacer un mejor mundo. Podemos empezar por nuestra hermosa Chilangolandia, que necesita de mucha ayuda.