Su atractivo principal…
Ser el centro de reunión de pubertos y adolescentes que de un día para el otro se habían vuelto amantes de la patinada en frío. Si se han dado una vuelta por la pista de Ebrard entenderán el grado de emoción que las pistas de San Jerónimo y Lomas Verdes provocaron, sobre todo por la popularidad que le dio cierta telenovela de televisa que no nos da mucho gusto recordar.
¿Por qué nos gustaba?
Una vez más, dirijan su memoria a la pista de hielo del Zócalo. ¿A cuántos no han visto que se dedican a dar vueltas tomados de la orilla? Aunque había quienes se deslizaban por el bloque de hielo como expertos patinadores rusos, algunos otros se dieron tremendos sentones que los hicieron renunciar a sus ánimos de convertirse enlos futuros campeones olímpicos de patinajeartístico. ¿A poco no?
¿Lo qué más recordamos?
Elprecio que tuvimos que pagar con tal de aprender a patinar:incontables moretones en las rodillas, tremendos trancazos en las pompas, ropa empapada, humillación pública. Aunque, una vez que lo habíamos dominado, estaba padresentir el aire frío en la cara cuando alcanzábamoscierta velocidad.