No se trata de secuestradores ni maleantes; hablamos de aquellas personas de la vida cotidiana que nos producen escalofríos sin intención de hacerlo, (bueno, depende, algunos seguro quieren causar terror)

Como sea…

Aquí están los 12 personajes de la ciudad que nos sacan de onda o nos dan miedo con solo verles la cara.

Los guarros

Nacimos en cuna humilde y como decía María la del Barrio: “A mucha honra”. Jamás hemos tenido seguridad a nuestro cargo y es algo tan lejano a nuestra realidad que no se vale tener que sufrir el estrés de quienes sí tienen problemas de persecución. Cuando manejan son unas fieras al volante y cuando están en un lugar observan con cara de “a quién le rompo la cara”. No es justo.

Frase del terror: “Mi patrón me mandó a ajustar cuentas contigo”.

Los que transportan valores

Sucede exactamente lo mismo con estos monos: estamos muy tranquilos en algún lugar y llegan a roban nuestra paz espiritual con su imagen violenta; llenos de metralletas, pistolas y cara de paranoicos. ¿Quién nos garantiza que no se les saldrá un balazo sin querer?. Ellos son los ganadores de nuestro listado.

Frase del terror: No hablan, pero que la punta de la pistola te señale da mucho miedo.

Suegra

Inevitablemente la madre de tu pareja siempre formará parte de este listado. No importa lo buena onda que sea; tu desventaja está en lo mucho que te importa su opinión. Eso no lo puedes cambiar, sorry.

Frase del terror: “Qué sucia está tu casa queridito(a)”.

Funcionarios públicos

Cualquier trámite gubernamental es un castigo divino: los papeles nunca son suficientes y pareciera que nuestro objetivo está cada vez más lejano a cumplirse. Entre las 4000 multas y el: “pase a la siguiente ventanilla”, acudir a cualquier oficina del gobierno es nuestra peor pesadilla.

Frase del terror: “Cerramos hace dos minutos”.

Raboverdes

Es imposible ser mujer y no sufrir, aunque sea una vez en la vida, el ataque de un ruco norteado que cree que las diferencias de edades no importan (ajá, podrían ser nuestros papás). Lo más molesto es que, además, se sientan galanes de telenovela.

Frase del terror: “¿A poco no te gustan maduritos?”

Microbuseros

Nuestros coches peligran todo el tiempo mientras los peseros estén a nuestro lado. Alcanzan velocidades que no puedes entender, rebasan por donde no deben, se cierran y jamás dan el paso. Su actitud desafiante y anticivilizada los vuelve parte de nuestro conteo. Por no hablar del peligro que implica ir dentro de uno.

Frase del terror: “Agárrese que no traigo cinturón de seguridad”.

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Traz (Especial)

Los viene-viene

Estos individuos se han vuelto un mal que amenaza nuestras calles. No se trata de personas educadas que se ofrecen amablemente a cuidar nuestro coche. El trato consiste en: “o me pagas o le hago algo a tu coche”. Su cuota fija por estacionarnos en la vía pública es injusta. ¿Con qué derecho?

Frase del terror: “Son 50 amigo, ahí no más”.

Patrulleros

Vamos de noche, solos por las calles y aparece una patrulla y, aunque no estemos haciendo ningún acto delictivo, se les puede ocurrir pararnos “para una revisión general”, que realmente consiste en ver qué te sacan porque andan cazando víctimas. Por no mencionar las transas maquiavélicas que hemos escuchado entre ciudadano y policía.

Frase del terror: “Si le pido de favor que baje del vehículo”.

Los limpia vidrios

La paranoia nos acosa y no podemos descartar que estos tipos formen parte del crimen organizado. Cuando los ves trepados en tu parabrisas revisando qué tienes dentro del coche, es inevitable pensar que darán el pitazo para un asalto. Además hay muchos muy drogados y sin importar que tu coche esté recién lavado te atacarán.

Frase del terror: “Ahí me da pa´la próxima”

Payasos

Hay quienes los aman y hay quienes, desde que vieron la película de Eso, no los soportan ni en pintura. Queremos suponer que tanto maquillaje y ese look tan intenso le pone los pelos de punta a cualquiera.

Frase del terror: “Tu eres el elegido, pasa al escenario”.

Doctor Simi

Hay botargas que no sabes si cuando pases al lado te dejarán ir tranquilamente o querrán que bailes con ellas, ¡qué oso! Lo más estresante es que jamás sabes quién está dentro y su papel de mono chistosito las justifica para pasarse de lanza. Cuando menos te lo esperas te encuentras en medio de una avenida bailando con un doctor de peluche.

Frase del terror: “Eh, eh, eh, báilele, báilele”.

Dentistas

Los pobres dentistas no tienen la culpa del odio social, la culpa la tiene su aparatito que hace el sonido del terror. ¿Ya saben de cuál hablamos no? Ese inconfundible sonido hace que todo sea más complicado. Es insoportable la idea de un taladro dentro de nuestra boca. Habría que cambiar las técnicas o llevar un iPod con audífonos.

Frase del terror: “Relájate, sólo será un segundito”.