El idioma sufre muchas transformaciones y cada día utilizamos menos palabras para comunicarnos. Las muletillas son parte fundamental de nuestra forma de hablar en la actualidad. Estas “deformaciones” del lenguaje –frases, palabras e inventos– delatan a quien las usa; un fresa no usa las mismas que un punk y un intelectual no usa las mismas que un fan de la Rosa de Guadalupe. Analicemos qué significan algunas:

1- “Y así…”

Es la herramienta básica de los que no saben qué más decir; se usa para alargar la conversación o achicar una idea. Es más usada entre los fresas, “para no verse tan presumidos” lanzan una idea y la dejan a la incógnita con esta muletilla.

Ejemplo: “En la alberquita, con champaña, amiguirris y así…”.

2- “Lo que le sigue”

La utilizan para todo, predilecta entre los mirreyes y de significado ambiguo. El chiste es utilizarla para generar morbo alrededor de una idea. Las cosas actualmente ya no están padres, están lo que le sigue…

Ejemplo: “Me puse una peda, goeiii. No de José José, lo que le sigue”.

3- “Ya”

La muletilla de los que quieren que notes que ya te entendieron. No importa qué les digas, siempre responderán “ya”. Algunos la repiten dos o tres veces seguidas; el sonido es como de videojuego de karatekas “ya, ya, ya”.

Ejemplo: Amigo: “Me siento devastado por lo de aquella ex novia”.

Respuesta: ¿Ex novia? ya, ya, ya.

4- “Tipo que”

Ésta es muy de Monterrey, la usan como relleno de la conversación, no significa nada realmente porque no es que clasifiquen algo, simplemente es una gringada adoptada al español: “like, emmmhh”.

Ejemplo: “Tipo que me vio y se puso todo nervioso, goey”.

5- “¿Me entiendes?”

No hay peor insulto a la inteligencia que esta muletilla, es muy molesto platicar con alguien que todo el tiempo cree que no estás agarrando el hilo de la conversación. ¿Será que ellos son los que se autopreguntan?

Ejemplo:No ha sido nada fácil, ¿me entiendes?”.

6- ¿Está mal?

Es una payasada usada para cuestionar si una situación está mal. La gracia está en usarlo para preguntar cosas que no se deberían de preguntar. Totalmente complejo de niño regañado.

Ejemplo: (Grupo de amigas confianzudas) “Oigan, ¿está mal que me muera por ponerle el cuerno a mi marido?”.

7- “¿Ajá?”

Usada por todos los que creen tener ideas muy complicadas, de esos nerds que piensan que su intelecto es superior al de los demás. Es una pregunta camuflajeada para decir: ¿me estás entendiendo, pen…?

Ejemplo: “Shakespeare me cambió la vida, ¿ajá? Después vinieron otras cosas, pero mi modelo a seguir es él, ¿ajá?”.

8- “¿Ves…?”

Esta es la favorita de los que padecen complejo de maestro, creen tener la obligación de confirmar que estás “visualizando” la idea que tratan de transmitir.

Ejemplo: “No voy a poder ir porque mi mamá se enfermó, ¿ves…?”.

9- “Tú muy bien”

Popular en Twitter, las personas que la usan la aman, y los que no, la odian. Es muy wanna be, sirve para echarle porras a una idea, persona o situación que les parece buena. Es como de programa de espectáculos de Pepillo Origel, ¿no?.

Ejemplo: “RT Anahí me sigue ahora en Twitter/#Túmuybien”.

10- “¡Yeih!”

Las niñas que se sienten muy “cute” dicen “yei” para demostrar que algo les da mucha alegría; otra gringada que hemos adoptado, proviene de “yes”. Lo más desagradable es que hacen voz de bebé para decirlo.

Ejemplo: “Ya llegué amiguitas, ¡yeiiiiiiih!”.

11- “Del uno”

El popular programa dramático de la Rosa de Guadalupe utiliza esta muletilla para hacer parecer a sus personajes “chavos con onda”. Cada vez que algo les parece muy padre contestan con un entusiasta “está del uno”. ¡Uf, qué horror!

Ejemplo: “Tus uñas nuevas de acrílico están del uno, guau”.

12- “¿De qué hablas?”

Usada por los “incrédulos” para hacer notar lo desconcertados que se sienten a partir de una respuesta. Lo más molesto del asunto es que también puede usarse para evadir responsabilidad, no te dicen: “yo no fui”; ahora te dicen: “¿de qué hablas?”.

Ejemplo:“Te vi en la fiesta encima de una mesa, borracha”. Respuesta: “A mí, ¿de qué hablas?”.

13- “Típico”

Es una forma de demostrar que nada te sorprende, que ya sabías que algo así podía suceder. La usan los que padecen complejo de astrólogo o adivino.

Ejemplo:“Me encontré a Yolanda besándose con otro guey”. Respuesta: “Tiiiípico”.