El día que lo nombraron director técnico de la Selección Mexicana, Miguel Herrera lució la casaca verde y una sonrisa gigante. «Esta silla no quema. Yo aquí estoy a todas margaritas», dijo El Piojo, acariciando con la mano el sitio que un desastre trajo a su carrera.

En estos días, Miguel Herrera intenta apaciguar al Piojo para convertirse en el salvador de la selección.