Si por algún motivo vas al Estadio Azteca a algún encuentro de la selección mexicana, ésta es tu guía.

Prevé tu llegada

Aunque sabemos que tus ocupaciones laborales y el tráfico de la ciudad harán hasta lo imposible por impedírtelo, trata de llegar con dos horas de anticipación, así evitarás el estrés de no encontrar estacionamiento, de quedar cerca de alguna de las entradas y de ubicarte en las mejores zonas dentro del estadio para poder observar el desempeño del Chicharito, y demás héroes aztecas del balompié.

Si vas por Tlalpan, en cuanto vayas llegando a las inmediaciones del estadio, habrá quien te invite a dejar tu auto en las empresas, fábricas o terrenos cercanos. Son los trabajadores de estos sitios que, aprovechando que sus jefes ya se fueron o incluso coludidos con ellos, habilitan estos inmuebles como estacionamientos.

La cuota para dejar tu coche en estos sitios es de por lo menos 80 pesos, sin garantía de que estará seguro. Esto varía según diversos factores del mercado, desde qué equipos juegan, que en este caso es el Tri, así que será la cuota mínima, hasta un análisis psicológico de quienes ocupan la unidad a resguardar, es decir, que aplicarán la máxima de según el sapo es la pedrada y de acuerdo al ímpetu que observen en los ocupantes del vehículo por entrar al estadio, el pago se podrá incrementar notablemente.

Ya en las afueras del estadio, también te encontrarás con las señoras, señores e incluso niños que viven en la colonia de enfrente y que harán hasta lo imposible por convencerte que el estacionamiento del estadio ya está lleno y que la mejor opción será que guardes tu coche en su garaje o fuera de su casa.

Sin embargo, si vas con buen tiempo, lo mejor es que te cerciores tú mismo que en verdad el estacionamiento del Azteca ya está saturado. Si previste el tiempo de llegada, encontrarás lugar sin problema y tu patrimonio estará más seguro que en la casa de los vecinos de Santa Úrsula. Sin embargo, nada es tan bello como parece y como México es el país de las propinas, habrá franeleros que te pedirán una propina para echarle un ojo a tu vehículo. Dales 10 pesos, más vale esto a vivir con la angustia de que la fina pintura de tu auto pueda ser deteriorada.

49121El monumental Coloso de Santa Úrsula

El monumental Coloso de Santa Úrsula

Objetos prohibidos

Debido a que el futbol es lo más importante de lo menos importante y suele despertar pasiones casi mortales, está prohibido ingresar a los estadios cualquier objeto que en un momento de calentura y exacerbación pueda ser usado como arma blanca contra los aficionados rivales o como proyectil contra los personajes que estarán en el rectángulo verde en caso de que te den un pésimo partido o hagan que pierdas una apuesta millonaria.

Por ello, no podrás entrar al estadio con cinturón, paraguas, palos (para las banderas, obviamente), cámaras de video o de fotos que utilicen pilas alcalinas, ni nada que en una prisión podría servir para lastimar a alguien.

Si no lo sabías y llegaste al estadio con alguno de estos objetos y no tienes dónde guardarlos, los mismos comerciantes que suelen ofrecerte tortas, bonafinas, refrescos, tacos, pepitas y demás, también tienen una sección de guardarropa y por una cuota que puede ir de los 10 a los 25 pesos podrán resguardar tus pertenencias. Te darán una fichita —en realidad es una hojita de papel— como en el supermercado para que al final reclames tus efectos personales, aunque puede ser que una vez terminado el partido nunca más los vuelvas a ver, ni a los vendedores ni a tus objetos.

49123La pasión se desborda en las tribunas

La pasión se desborda en las tribunas

Cuídate de la lluvia

Como en la CDMX se viven las cuatro estaciones del año… en el mismo día, es probable que llueva. Así que lo mejor es que lleves un impermeable para ingresar al estadio. En caso de que no llueva, te recomendamos que de todos modos lo lleves, es una prenda clave en este tipo de partidos, es el nuevo negro como dirían los reporteros de moda y te diremos por qué. Cada vez que anote México (que seguramente lo hará), la afición suele enloquecer y verter todos los líquidos cercanos sobre los compatriotas que están debajo de ellos. En caso de que seas empapado por estos líquidos, te deseamos que ojalá sea cerveza. Si es un líquido tibio, lo dudamos. No venden té caliente en el estadio.

Por cierto, en el caso de que las chelas que te tomes hagan su efecto, te recomendamos que vayas al baño minutos antes del medio tiempo, debido a que los baños suelen saturarse y no es nada glamoroso hacer fila y tener que aguantar la respiración durante varios minutos antes de vaciar la entraña.

Bebidas alcohólicas

Si eres de los que te agrada echar la copa previo y después de los partidos, en el Azteca hay diversos expendios de bebidas alcohólicas, desde cervecerías establecidas en los alrededores del inmueble, hasta puntos de venta ambulantes y de contrabando dentro del estacionamiento.

Los mismos personajes que ofrecen sus cocheras como estacionamiento, también tienen en existencia estos productos nocivos para la salud, eso sí, no esperes que te los vendan a precio de camión. Otra opción, ya dentro del estacionamiento del estadio, son algunas señoras que, en un carrito de mandado llevan cervezas de lata, caguamas y caguamones, una especie de automac de las chelas.

Si después del encuentro quieres seguir celebrando o en el peor de los casos, ahogar las penas de la derrota, ahí estarán, como suelen ser los fieles amigos, las mismas señoras con los carritos de mandado y las chelas bien muertas al servicio de la comunidad.

Boletos y reventa

Si no fuiste de los obsesivos que aprovechó la preventa de la tarjeta bancaria oficial de la selección mexicana, ni los compraste a través del sistema acaparador de entradas que además te cobra una alta comisión, no te preocupes, puedes acudir directamente a la taquilla por tus boletos.

Salvo que fuera un partido decisivo o uno de los llamados “clásicos”, lo más probable es que encuentres boletos disponibles a tu llegada al estadio, pero antes de poder llegar a la taquilla, tendrás que sortear a los revendedores que te jurarán por su madrecita santa, que las entradas ya se agotaron desde hace meses y que las únicas disponibles están en su poder, así que te harán el favor de revendértelas al doble o triple del precio original.

No apoyamos la reventa, pero en caso de que alguna vez decidas recurrir a esta vieja práctica, te recomendamos que te pongas hábil y te cerciores que los boletos son legítimos. Puedes pedirle al revendedor que te acompañe a la entrada para asegurar que vas a entrar a presenciar el espectáculo, de lo contrario puede ser que acabes lamentando tu ingenuidad en las afueras del inmueble y viendo el partido desde uno de los puestos de tacos a través de una diminuta televisión en blanco y negro.

Una vez que logres ingresar al inmueble, trata de acomodarte en el mejor lugar posible, aléjate de la señora que quién sabe cómo ingresó una bolsa de mandado, con tortas de queso de puerco, jarritos de tamarindo, una lata de chiles en vinagre, esposo e hijos, y prepara la garganta.

Localiza al vendedor de chelas más cercano, nunca lo pierdas de vista. Afina tus cuerdas vocales y practica tu pronunciación para ese grito de guerra que emitimos cuando el portero rival realiza un saque de meta y, sobre todo, disfruta al máximo de la fiesta del futbol. Bien dicen que en cualquier espectáculo los mexicanos somos el espectáculo y esto lo comprobarás, sobre todo si el partido está aburrido.

49122La fiel afición mexicana

La fiel afición mexicana