Apenas llegas al número 54 de la calle San Luis, las voces de Shakira, Luis Miguel y Janis Joplin te reciben en un alegre concierto. No, no se trata de un disco de éxitos de estos populares cantantes, sino de algunos de los nombres de los más de 200 perros que viven en Manada San, un albergue temporal que se encarga de rehabilitar y dar una vida digna a una gran cantidad de canes para posteriormente ofrecerlos en adopción.

“A la fecha tenemos más de 230 perros que tenemos entre algunos que hemos rescatado, otros que nos traen a la puerta desde cachorros, y otros como La Piña Colada que sólo han llegado”, nos platicó Priscilla San Martín. Ella y su novio Alberto son los líderes de esta manada que está llena de historias únicas.

“Ella es Tomasa —nos dice, señalando a una rottweiler—. Como puedes ver, tiene solo tres patas, la tenían encadenada en condiciones deplorables y la tuvimos que rescatar porque sus supuestos dueños sólo le llevaban agua y comida cada quince días. Cuando nos comentaron de su caso aún tenía las cuatro patas, pero cuando llegamos ya sólo tenía tres. Lo más curioso es que todos nos decían que era una perra súper agresiva, y cuando la rescatamos se vino acurrucada con nosotros todo el camino de regreso”.

Detrás de cada perro hay una historia de maltrato, enfermedad extrema o abandono. No importa si ha sido desnutrición, sarna, mutilaciones o hasta cáncer, ellos se toman la recuperación de cada uno de estos peludos como una cruzada personal.

“Ninguno de los dos somos originarios de aquí, llegamos por azares del destino y estamos acondicionando el lugar con nuestros propios recursos y con la ayuda de donadores y personas que hacen voluntariado con nosotros”. Para su labor que incluye la rehabilitación de los perros y el albergue temporal para darlos en adopción, necesitan de diferentes aportaciones.

“Necesitamos sobre todo alimento, ya sean costales de croquetas o alimento de sobre o lata. También requerimos limpiadores y medicamentos de uso veterinario, así como vacunas y desparasitaciones. Finalmente también material de construcción, porque como puedes ver tratamos de darles el mejor lugar posible pero aún falta mucho por hacer”.

Manada San, a diferencia de otros albergues, tienen una política de puertas abiertas, es decir, cualquiera que tenga deseos de venir a conocer las instalaciones o a hacer trabajo voluntario es bienvenido. “Nosotros no escondemos nada ni tenemos problema con que la gente venga, al contrario, los invitamos a que nos conozcan y que sepan que este es un lugar donde se trata a todos los ‘enanos’ con cariño y respeto”.

Lamentablemente, aunque cada uno merece una oportunidad, la gente prefiere a los cachorros, por lo que los perros adultos o de edad avanzada son los que menos tienen probabilidad de ser adoptados. “La gente prefiere a los pequeños porque se ven más tiernos. Algunos de estos perros ya rebasan los 10 años, hemos tenido perros que mueren con nosotros y otros sabemos que se quedarán aquí hasta el final de sus días porque no hay conciencia de que los perros mayores también necesitan un chance”, me dice Priscilla.

Así que si en tu corazón está el deseo de adoptar, un acto doblemente noble sería adoptar a un perro adulto para que tenga una segunda oportunidad de ser feliz. Otra de las maneras en las que puedes ayudar a este lugar es haciendo un donativo con la plena seguridad de que al tratarse de una A.C. sin fines de lucro, tu aportación se destinará íntegramente a apadrinar a estos peludos.

Si estás interesado en adoptar alguno de los muchos amigos perrunos de esta manada, checa su página de Facebook. Aquí también puedes contactarlos si quieres poner tu granito de arena haciendo trabajo voluntario.

Manada San, San Luis 54, Tlalmanalco.