En el lado menos visitado de Chapultepec, en el extremo opuesto de sus atractivos más importantes, como el Zoológico o los museos, se encuentra lo que, se dice, es el origen de este bello bosque que tanto orgullo nos genera a los chilangos: el “árbol mayor” del Bosque o “El Sargento”.

Se trata de un ahuehuete localizado prácticamente al pie del Castillo de Chapultepec, frente a otro monumento desconocido: el dedicado al Escuadrón 201. Su leyenda dice que fue sembrado por el mismísimo Nezahualcóyotl y que vivió unos 500 años.

Árbol sagrado

Repasemos su historia: en la época prehispánica, parece que Chapultepec era algo así como lo que hoy es Valle de Bravo para los chilangos “pudientes”, ya que en esa zona tenían templos y casas de descanso algunos gobernantes, como Ahuízotl (si no lo conocen, es uno de los “indios verdes”), Moctezuma Ilhuicamina, Moctezuma Xocoyotzin y Nezahualcóyotl (era de Texcoco, pero le gustaba venir pasear a este bosque).

Se dice que el “rey poeta”, Nezahualcóyotl, quizá invitado por Moctezuma Ilhuicamina, sembró este árbol alrededor del año 1460 (bueno, él era jefe, por lo que seguramente no lo plantó con sus propias manos) como parte de una especie de forestación que se llevó a cabo en ese lugar.

Hay quien dice que se trata de un árbol sagrado, y es que, en realidad, Chapultepec era un lugar especial en esos años, ya que estaba lleno de manantiales y es uno de los puntos más altos de la zona más cercana a Tenochtitlán.

En 1841, el Colegio Militar se estableció en el Castillo de Chapultepec, y los cadetes apodaron a este ya longevo árbol como “El Sargento” o “El Centinela”.

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Foto: Carlos Tomasini

Ya no vive

En sus buenos tiempos, este ahuehuete llegó a medir más de 40 metros de altura, pero en 1969 se secó debido a la contaminación y la falta de agua.

Así que el árbol mayor de Chapultepec, con sus 15 metros de altura y 40 metros de circunferencia, ya no es un ser vivo desde hace casi 50 años.

Aunque es uno de los árboles más viejos de la Ciudad de México, hay otros legendarios ahuehuetes que le doblan la edad, como el Árbol de la Noche Triste, que tiene, según algunos, alrededor de mil años.

En Chapultepec parece que hay, al menos, otro par de árboles que quizá sean más viejos que éste, pero no vivieron las mismas anécdotas. Es más, cuentan que se niega a morir y que, de vez en cuando, hasta le sale alguna hojita verde por ahí.

¿Conoces este árbol?

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