En la ajetreada y populosa zona de la Merced se esconde la casa habitación más antigua del Centro Histórico de la Ciudad de México, un verdadero tesoro arquitectónico, mezcla de las culturas prehispánica y española, y que ha sobrevivido por siglos a inundaciones, sismos e incendios.

La vivienda, ubicada en el tercer callejón de Manzanares, en el número 25, data del siglo VI, su planeación, una especie de vecindad prehispánica, obedece a la estructura social típica del Calpulli, donde el padre de familia tenía un oficio heredado a sus hijos.

Todos habitaban en la misma casa, la cabeza familiar vivía en una habitación, su descendencia en el resto del espacio y todos convivían en el patio central, explicó el director de Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México, Mariano Leyva.

Pero la importancia de esta edificación radica en la conjunción de dos culturas, la prehispánica y la española, algo que en opinión del funcionario “es rarísimo de encontrar, no solo en el Centro Histórico, sino prácticamente en toda la ciudad”.