Imagina que un día encuentras, en una página de internet, tu propia casa en venta. Eso fue lo que le ocurrió a la señora Rodríguez, quien vio anunciada su casa en el sitio Inmuebles24. Cuando reportó el fraude a la página, el anuncio fue retirado, pero volvió a aparecer a la siguiente semana.

«Hablé por teléfono al número para pedir informes y me dijeron que se trataba de un crédito bancario que había perdido la gente —platica Rodríguez—. La persona que me contestó me dijo que lo que vendía era el expediente, que ya estaba en juicio, que en 10 meses hacían el desalojo y yo tomaba posesión. La única desventaja de todo esto es que yo no podía ver el inmueble. Quería por el expediente 400 mil pesos. Por supuesto todo era mentira».

La falta de tiempo para hacer una búsqueda adecuada y la emoción por una oportunidad única llevan a algunas personas a caer en fraudes inmobiliarios, un delito que en la Ciudad de México es más común de lo que se piensa y cada vez más frecuente.

Así le ocurrió a Jairo, quien pidió ocupar este nombre, cuando creyó encontrar una ganga. Necesitaba rentar un departamento para él y su familia; finalizó su contrato y no pensaba renovarlo pues de un tiempo a la fecha incrementó la inseguridad en el área que habitaba. Le ganó la prisa y la emoción cuando, en la versión web del Aviso Oportuno, encontró una vivienda en la colonia Álamos de la delegación Benito Juárez, con un precio tres mil pesos por debajo del precio en esa zona.

Por teléfono, le advirtieron que mucha gente estaba interesada y le propusieron apartar el departamento con un depósito de 4 mil 500 pesos, a la cuenta 4766 840358415193 de Banamex.

«Le dije que depositaría sólo 2 mil 500 pues estaba caminado en blanco y no había visto el depa. Tenía una semana para irme del apartamento donde vivía. El hombre no tuvo problema con la cifra y eso me dio seguridad. Sin embargo, a las pocas horas me pidió el resto del dinero con el pretexto de que no podría entregarme el recibo porque tendría problemas con Hacienda. Ahí fue cuando sospeché».

Jairo visitó el inmueble y confirmó que estaba habitado, que nadie lo puso en renta y que no conocían al doctor Luis Méndez, como se presentó el supuesto arrendador. Al poco tiempo estaba en la agencia del Ministerio Público para interponer una demanda.

Este no es el único tipo de fraude relacionado con la vivienda. También existe la falsa venta de inmuebles. De acuerdo a la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), en el último año este delito tuvo una incidencia del 20 por ciento. Es el caso de la señora Rodríguez, por ejemplo, quien, además de su propia casa, ha detectado otro cuatro inmuebles en la misma calle (Agrarismo, en la colonia Escandón) puestos en venta. Todos falsos. «Yo una vez a la semana revisó las páginas de internet para checar que no aparezca mi casa».

El caso de Ricardo Briseño, abogado de profesión, es muy parecido. A principio de año descubrió que alguien colocó un anuncio en una página de internet donde ofrecían su propia casa. Marcó al teléfono para averiguar quién era la persona que hacía tal acción pero nadie le contestó.

«Me di cuenta que habían tomado una fotografía del exterior de mi propiedad en Google Maps y la habían subido a un sitio de ventas de inmuebles y lo publicitaron muy barato, una cosa mínima. Lo que hice fue sacar una impresión de todo esto, ir al Ministerio Público y denunciar. Es lo único que puedo hacer para protegerme».

 Un delito sin responsables

Para denunciar el hecho, Ricardo mandó un correo a la página diciendo que su inmueble no estaba a la venta, que era una información falsa y que participando o ayudando a alguien para cometer un ilícito. Nadie contestó . «Es un problema porque este tipo de páginas no piden que quien esté anunciado una renta tenga realmente la autorización, que sea verdadera. Publican información falsa y ellos se lavan las manos diciendo: yo nada más hago el servicio de publicidad. Pero eso es irresponsable de su parte».

Al respecto, Adriana Rodríguez, parte del área administrativa del Aviso Oportuno del periódico El Universal, uno de los servicios de clasificados más usados en la ciudad, expone que la publicación solo valida textos que el cliente envía y no el inmueble que se va a rentar o a vender. «Yo tengo un reglamento para poderte publicar el inmueble: me tienes que dar tus datos, la fotografía de tu inmueble, el costo, la localización, teléfono fijo, móvil, porque yo estoy bajo un régimen donde te digo que ciertas cosas sí debo publicar. Estamos nosotros dentro de la norma, pero no somos una entidad jurídica que pueda cuestionar si tu inmueble está con la escrituras correctas. El texto tienen cierta reglamentación para publicarse. Si la autoridad me lo requiere puedo comprobar que tal persona me pidió publicarlo».

Sin ayuda de la autoridad

A Jairo la denuncia sólo le ha servido para que sume a la estadística, pues ni siquiera ha podido entregar las pruebas del delito, ya que Jorge Martínez, el abogado del Ministerio Público en la delegación Benito Juárez que lleva su carpeta de investigación, está de vacaciones.

«Para cuando comiencen a investigar, en unas dos o tres semanas, el tipo habrá cerrado la cuenta, si no es que ya lo hizo. Me dicen, además, que es un caso que difícilmente se va a resolver», comenta con decepción.

La señora Rodríguez también levantó una demanda pero le dijeron que primero debía ir al Registro Publico de la Propiedad para obtener un documento, por el que tuvo que pagar 1200 pesos, que certifica que la propiedad no tiene ningún adeudo y que está libre de gravamen; así como el historial de la vivienda, donde se indica quién la ha comprado y cómo la obtuvo.

«Con eso vas al MP y levantas el acta. Y lo mejor de todo es que el investigador dice: ¿Y cuál es el delito? Hasta que no vendan su casa no hay tal y no la afectan a usted sino a quien la compra», platica con incredulidad ante la respuesta del policía que la atendió. «¿Y cuando llegue el señor que pagó por la casa que va a pasar? Pues usted comprueba que es su casa. Sí, pero tengo que contratar abogado y me tengo que meter en un pleito. ¿Y usted me dice que no hay delito? Bueno, sí pero dígame ¿cuántos tontos hay que caerán?».

Según las autoridades, la responsabilidad del delito cae sobre la víctima. Ante eso, lo que queda es prevenir el fraude: comprobar que el inmueble existe, controlar la emoción y no caer en presiones y nunca entregar adelantos sin antes tener las llaves del departamento o haber firmado un contrato