Era un programa científico en el que nos enseñaban procesos físicos, químicos, inventos y más. Nos encantaba la rata Lester, era muy cómico –aunque nos diera asquito su poca afinidad con la limpieza corporal- disfrutábamos verlo como conejillo de indias, siempre arriesgando el pellejo por comida.

Beakman era un científico que parecía loco pero no lo era del todo. Siempre tenía razón, nos entretenía con sus experimentos (nos explicó la diferencia entre la energía cinética y la potencial con un péndulo), y siempre estaba para resolver las dudas de su asistente –cualquiera que fuera su nombre, Lisa, Phoebe, etc-.

El remate perfecto eran esos pingüinos que en el polo sur tenían una TV, hablaban y veían el programa, eran fans como nosotros.

Recientemente el Canal 11 retomó las transmisiones del programa.