En la colonia Lindavista, al menos cinco edificios resultaron dañados con grietas, muros rotos, ladrillos y yeso destrozados. Hubo también cierre de calles por inspección de viviendas, pero sólo una construcción se derrumbó.

El 19 de septiembre, cuando el temblor de 7.1 grados cimbró a la Ciudad de México, el conjunto habitacional 911 de las calles Coquimbo y Sierravista, en la delegación Gustavo A. Madero, colapsó. Sus seis pisos se vinieron abajo y 12 personas quedaron atrapadas entre los escombros.

El edificio estaba dividido en tres torres, pero sólo la de en medio se vino abajo, mientras que las otras sufrieron daños.

Especialistas en estructuras señalan que para que un edificio se venga abajo interfieren varios factores, como: el tipo de suelo, la magnitud y clase del sismo, el diseño, el material, el método de construcción.

Pero todos coinciden en una premisa determinante: el único edificio caído en Lindavista se destruyó posiblemente por las condiciones propias del inmueble.

Para Elizabeth Cordero, jefa de la carrera de Arquitectura de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, es muy importante la resistencia del terreno y el diseño estructural.

A continuación, presentamos algunas teorías de expertos, quienes precisaron que son aproximaciones a las razones por las que sólo colapsó el 911 de Coquimbo, ya que para tener un dictamen certero se requiere de una evaluación más completa y presencial, verificación que realizarán elementos de Protección Civil, entre otras instituciones.

Lo particular de Lindavista

El arquitecto académico de la UNAM Diego De La Canal comenta que, a juzgar por las imágenes además del tipo de suelo, la calidad del material, el diseño o la antigüedad del edificio, la falta de juntas constructivas influyó en que solo se cayera uno de los tres edificios del conjunto habitacional en Lindavista.

«En los balcones de las primeras plantas se aprecia cómo las fuerzas empujaron hacia el centro y cedieron las columnas de la planta baja porque solo había estacionamientos», opina el experto.

El experto considera que el colapso del edificio de Lindavista pudo ser ocasionado porque la estructura estaba comprometida.

«Podría ser que ese edificio ya estuviera dañado o que no estaba acorde con el reglamento que hay ahora. Los edificios viejos requieren mantenimiento y revisiones continuas», explica el arquitecto Héctor Ortega, de Heich Arquitectos.

Respecto a la peculiaridad de que sólo se haya caído uno de los tres edificios del conjunto habitacional en Lindavista, el arquitecto considera que quizá los edificios de junto pudieron golpear al del centro. «Imaginemos que el movimiento fue como en víbora, pero el edificio del centro no pudo hacerlo completo, hubo una cortante y quizá esto provocó que se dañaran las columnas», explicó.

Los especialistas también coinciden en que quizá esa región es una zona de transición o llanura, es decir, que está entre un suelo acuoso y firme.

Lo que contribuyó

El sismo de 19 de septiembre pasado fue distinto al que se vivió en 1985. Una de las diferencias es que su epicentro se ubicó más cerca de la ciudad.

Para los expertos es muy importante también que, a partir del terremoto de hace 32 años, los lineamientos de construcción se hicieron más estrictos, se evaluaron los tipos de suelo, y comenzó a combatirse la corrupción, condiciones que hicieron a la ciudad mucho más fuerte, incluso por encima de países de América del Norte y del Sur.

«En México se construye bien. A raíz del sismo de 1985 la reglamentación de la construcción cambió radicalmente, pero, es como le digo a mis alumnos, la naturaleza no tiene palabra de honor, a veces se tienen todos los cuidados, los más estrictos; sin embargo, a veces el suelo falsea», advierte la arquitecta de la FES Acatlán.

Para el encargado de la delegación en la Ciudad de México de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, Arturo Bustamente, los edificios que tuvieron daños significativos probablemente fueron construidos bajo los lineamientos que se tenían antes del temblor de hace más de tres décadas o porque, de plano, ya estaban muy viejos.

Al respecto Elizabeth Cordero agrega que «los que nos dedicamos a la construcción nos queda claro que a ninguno queremos que se nos caiga un edificio, es una responsiva por 10 años y una responsabilidad ética».

De acuerdo con el conteo más reciente realizado por las autoridades, van 3 mil 848 reportes de inmuebles que tienen algún grado de daño y que deben ser inspeccionados por las cuadrillas de la Secretaría de Protección Civil.