Antonio Arzate sólo necesitó dos pancartas de papel kraft, tres cartulinas fosforescentes y algunos voluntarios para llamar la atención sobre un problema que lo volvía loco y lo molestaba demasiado: los baches.

Hizo tanto ruido que el diario Reforma publicó notas sobre las cinco protestas que hizo Antonio junto con varios vecinos. En una, incluso, lo llevaron detenido por festejarle su cumpleaños a un bache.

Antonio es líder de una organización conocida como MANO, nombre que tomaron a partir de la forma en la que, durante las protestas, los automovilistas le hacían señas como “likes” de Facebook, pero que significa Movimiento Antibache Naucalpense Organizado (MANO).

La aventura de Antonio con los baches comenzó después de un accidente en la avenida Lomas Verdes –que bien podría ser la historia que varios chilangos hemos sufrido en la ciudad–. “Se me tronó la llanta y la suspensión. Eran las 11 de la noche, estaba a oscuras y no pasaba nadie. Me sentí impotente”, dice Antonio.

Eso lo orilló a tomar las calles, claro, de manera pacífica y sin estorbar el tránsito. Sus protestas peculiares ganaron adeptos, al grado de que habitantes de varias colonias del Valle de México comenzaron a apoyarlo a censar los baches con pintura de agua. Contaron casi 400 y pronto las autoridades de su municipio les repararon poco menos de la mitad. Estaban ganando la pelea poco a poco.

Los negocios de las zonas donde protestaba, se ofrecieron para comprarle pastelitos a cada bache cumpleañero, con tal de llamar la atención para desaparecer los mentados hoyos.

Otra de sus protestas fue montar la “Expo Bache”, que consistía en 60 fotografías de los baches más feos que encontraron. Su estrategia ha sido un éxito y cada vez más gente se une a su queja. Al grado de que ahora MANO ofrece asesoría jurídica para que quienes hayan sufrido un percance a causa de un bache en Naucalpan, puedan reclamar el pago del daño.

Y pese a que cada vez ganan más adeptos, Antonio sostiene que ellos seguirán haciendo sus protestas sencillitas, con sus dos pancartas y sus tres cartulinas.

Amenaza con seguir contando baches y celebrando cada semana al más antiguo. “Mientras haya baches los vamos a seguir censando”, dice un poco idealista. A ver si algún chilango se anima a hacer la proeza por acá.