No es por nada, pero nos imaginamos que la despedida de solteros de los príncipes fue como una de esas fiestas de Harry Potter, pero sin magia. Si fueran príncipes aztecas del siglo XXI ¿cómo sería la despedida?
Como es la última salida que ambos tendrían libres, cada uno con sus amigos, los cuates se dedicarían al exceso desmedido y lo que pasara en el tugurio, en el tuguriose quedaba.Eso sí, como seguro alguno de los cuates estaría dispuesto a vender las fotos de su celular a una de esas revistas jódeme la pupila, se recatarían un poco.
Ambos: A puerta cerrada, obviamente, y con la seguridad del Bar-Bar de los 80.
Él: La selección del lugar es harto importante. Tres cosas elementales debía tener su despedida: chicas, alcohol y algunas rolas pegadoras, como esa de Rigo Tovar que dice "Mi amiga, mi esposa y mi amante", para que la reinita (ahí sí literal) siempre se sienta en el ambiente.
Ella: Un bonito lugar lleno de hombres "refinadísimos" y ligeros de ropas; muchas bebidas de señoritas y –sobre todo– choferes para que cada una llegue sana y santa a sus aposentos.