Los chilangos tienen la arraigada costumbre de encontrarle doble sentido a mucho de lo que se dice o, en su defecto, a dotárselo si de plano no se lo encuentran. El rey de dicho hábito es sin duda el albur, que consiste en intentar mostrar superioridad blandiendo la sexualidad como arma, sólo que de forma oral (hablada, pues… ahí van de malpensados), no física –o sea, la representación lingüística de lo que hacen los perros para dominar a los demás.

La manera de hacerlo, sin embargo, no es literal, sino mediante el uso de palabras no vul- gares que han sido dotadas de nuevos significa- dos para representar, de manera cifrada, una y otra vez, lo que bien podría resumirse con la frase: “Tú me das placer sexual a mí y yo a ti no: yo gano, tú pierdes.”

Dada su naturaleza, las posibilidades son casi infinitas, como las del lenguaje mismo, sin embargo, en los albures suele acudirse a un puñado de palabras recurrentes que represen- tan acciones, partes del cuerpo y/o sustancias expelidas por el mismo. Es básico conocerlas para poder detectar cuándo se está siendo víctima del albur y, en todo caso, para arries- garse a responder.

Cabe señalar que, en ocasiones, cuando a una de las partes no se le ocurre qué decir, basta con espetar alguna frase (aunque sea ca- rente de sentido, pero ha de decirse con mu- cha seguridad) que rime con la última palabra que dijo el contrincante para salir bien libra- do del aprieto (“¡acá está tu charro prieto!”, por ejemplo).

Verbos recurrentes

Sentar, arrimar, meter, sacar, lamer, chupar, embarrar, picar, sumir, echar— algunos sinónimos típicos —

Del miembro viril

Macana, garrote, pájaro, chile, pirata, cíclope, pelón, chorizo, longaniza, plátano, salchicha, verdura, negra, pistola, corneta, leño, ñonga

De orificios corporales

Papaya, pa’ payasear, panocha, pa’ no chambear, chango, chico, anís, anubis, anillo

De sustancias expelidas por el cuerpo

Blanco, leche, crema; y por otra parte (la de atrás): café, cacahuate, calabaza, pedazo, pedestal, frijoles

Tomando estas palabras como ejemplo

“Arrimar el chile” implicaría ganar, mientras que “arrimar el chico” implicaría perder; “sacar leche”, perder; “sacar frijoles”, ganar. ¿Extraño? Sin duda.