Admiro y agradezco que haya quien crea que puede haber un mejor futuro en cuanto a movilidad y contaminación en mi querido DF. Hablo de la ola de ciclistas que inundan las calles de la ciudad: todos esos chilangos con casco de hormiga atómica que circulan orgullosos por ser parte de una noble iniciativa. Muchos empezaron a dar paseos recreativos y luego cayeron en cuenta que podían resolver más fácilmente sus tareas cotidianas por este medio; y otros, ecorresponsables, se empecinaron desde siempre en darle un aire a la saturación de gases de la nata en la que vivimos. No quería unirme a ellos por algunas razones, que hoy se caen al suelo..

“Trabajo leeejos de la oficina; mi camino es cuesta arriba; no quiero llegar sudando; me tomaría mucho más tiempo ir a trabajar con la fuerza de mis popotes que en coche, porque soy totalmente principiante en la materia…” En fin, quizá suena a pretexto, pero esto es lo que pasaba por mi cabeza cuando sentía antojo de lanzarme en bici a la chamba. ¿Que si es peligroso? Creo que más que nunca la ciudad y los automovilistas están listos para aprender a convivir con los aventureros a dos ruedas, así que por ese lado mi entusiasmo no se veía mermado.

A mi correo electrónico llegó hace poco una simpática invitación a probar cierto tipo de bici, uno que no requiere de mí un chamorro superdotado o un pulmón mutante (aunque este último sí lo tenemos los chilangos), así que los integrantes de la redacción nos lanzamos a probar las bicicletas eléctricas. No nos tachen de flojos, también tienen su reto, pero por encima de todo pueden ser la solución a que mis buenas intenciones se quedarán en eso.

Primero que nada esta bici tiene una batería que se carga como cualquier celular, es decir, en un contacto con voltaje de 110. En lugar de pasar a la gas, llegaría a mi changarro a prender mi compu y a cargar la batería de mi transporte. Si sube el precio de la gasolina cada mes… ¿a mí qué?

Por otro lado, se trata de un híbrido que me da la opción de pedalear o de que se active el motor eléctrico para que ruede sola. Así, no tengo por qué sudar la gota gorda al subir la cuesta de la hermosa avenida Constituyentes, pero sí puedo hacer un poco de ejercicio en el camino de vuelta a casa en lo planito –no soy tan caradura como para decir que pedalearía en la bajada.

Electrobike tiene diferentes modelos: grandes, chiquitas, rojas, blancas, negras… y plegables. Sí, se dobla en piezas tan compactas como una maleta mediana, así que si te da freak que te la roben –no te culpo– podrías llevarla contigo al interior del restaurante, librería, casa o, incluso, en la cajuela del coche. Claro, si tuviera que tomar carretera lo haría en auto, pero la usaría para moverme en mi destino final, en provincia o para pueblear.

No hay excusas; por lo menos hay que probarlas. La redacción de Chilango ya lo hizo y pensamos que estaría bueno empezar a ser parte de aquellos que le están dando otra cara a la ciudad, una tipo eco-hormiga-atómica. Checa en este video cómo nos fue:

Electrobike

5340-5555

Showroom: Arizona 10, Nápoles

Sucursal WTC: dentro del Centro Comercial Dakota 95

Sucursal Polanco: Arquímedes 80, Polanco

Electrobike.com.mx