Inmediatamente, a nivel mundial, se organizó una especie de oración nostálgica por el aparato que tanto sirvió a la humanidad durante un periodo de casi 100 años. Todos se despedían de las máquinas de escribir como si hubieran vivido cercanos a la década de los 50, pero sus plegarias fueron en vano.

Semejante hype cibernéticoresultó falso:La compañía Staples seguirávendiendo máquinas con contratos de producción firmados en China, la India yJapón, según el portalGawker. No hay, por el momento, nada de qué preocuparse. Sin embargo,encontramos una buena excusa para publicar una breve historia de la máquina deescribir, a partir de sus modelos más famosos.

La pelota de Hansen

34830La pelota de Hansen

La pelota de Hansen (PBMO)

Aunque haya habido varios desarrollos anteriores paraencontrar una máquina que pudiera reemplazar la árdua labor de una imprenta –desde la comodidad de casa–, el primer modelo exitoso fue uno extraño yaparentemente incómodo, desarrollado por el cura danés RamsusMallen-Hansen.

Tenía forma de globo y tardaba bastante en acomodar lasletras que plasmaba: el papel era cuneiforme y no le permitía acolparse al proceso deimpresión. Sin embargo, fue muy popular en el continente europeo, sirviendocomo un artículo básico en las oficinas del Viejo Continente de 1870 a 1910.

Hasta ese momento no se utilizaba más quepararedactar algunos documentos oficiales y legales, dado que era complicado que elpúblico en general pudiera adquirir alguno (mucho menos, un escritor muerto dehambre).

La Sholes & Glidden

34832QWERTY

QWERTY (Rider University)

La importancia fundamental de estas máquinas trasciendehasta nuestros días. Podría resumirse con las siguientes seis letras: Q W E R TY.

¿Entendieron?

Pues la intuición no los traiciona: los amigos Sholes y Glidden implementaron un teclado que ha llegado intactohasta la era digital. Lo que es más, dieron la forma básica de la máquina deescribir, que en muchos sentidos se asemeja a la de unacomputadora.

El display denuestras vidas oficinistas no sería el mismo sin estos desarrollos, quetuvieron impactos físicos, espaciales, sociales, antropológicos… (suenaexagerado, pero jueguen un poco con la idea).

El único problema de la máquina Sholes y Glidden, producidadesde 1867, era que no mostraba lo que se imprimía en el papel hasta que ésteestuviera completamente terminado. Pocos años después esto se corrigió.

El auge

34831La primera moderna

La primera moderna (RECYCLED RELIX)

Parecería exagerado decir que "el auge" de la máquina deescribir duró cerca de 70 años, casi tanto como el PRI en el poder. Pero es laverdad: de 1910 a 1980, el mundo empresarial, académico, gubernamental yburocrático en general se vio invadido por estas máquinas que facilitaban todoel trabajo de una oficina de manera increíble.

No sólo se modificaron para que el usuario pudiera ver loque escribía en el momento; también se crearib nuevas teclas (SHIFT,MAYÚSCULAS, entre otras) que estandarizarían los formatos enteros de todos lostextos.

Así, la producción de máquinas de escribir se convertiría enuna cosa masiva, llegando a los cientos de millones de artículos vendidos parala década de 1950. Las máquinas, como objetos, se harían un poco más estéticas. Se personalizaron para apelar a los clientes más selectos (como quien vende unautomóvil) y facilitaban cada vez más su uso. Incluso prometían, por estaépoca, dejar de hacer ruido.

34828La m?quina de Faulkner

La m?quina de Faulkner (Wikipedia)

No por nada muchos maestros de la literatura las empezaron amencionar en sus textos. Famosas las máquinas de Cortázar, de Hemingway y deFaulkner, que hicieron del modelo "Royal" de la marca Underwood una leyenda por sí misma.

De esta forma, el mundo entero se sincronizó tecnológicamente, logrando una suerte de equilibrio para ladécada de los 60: de los países más pobres a los más ricos, todos tenían laposibilidad de equipar a su fuerza de trabajo con máquinas de escribir.

La era eléctrica, electrónica

34833La el?ctrica

La el?ctrica (Type Writer Shop)

Pero la decadencia empezó justo cuando las mejorastecnológicas parecían inmejorables: con el inicio de las máquinas eléctricas,podía borrarse, reescribirse, imprimirse luego, corregir… eran pequeñascomputadoras.Tristemente hacia el final de los 80, la computadorapersonal crecía en popularidad.

En cuestión de años, las compañías queproducían máquinas de escribir redujeron sus ventas en millones y, hace un añopor ejemplo, contaban sus pedidos en los cientos.

Después de la invención de la imprenta, la máquina de escribirparece un buen candidato al invento de comunicación más importante de lahistoria.Aunque tendríamos que dejar a un lado a Bill Gates. A SteveJobs. A esos malvados.