Aquí un conteo sobre sus distintas personalidades y lo importante que son para que tú sólo te sientes a la mesa o en la barra y disfrutes el momento de diversión.

El ligador

Sí se ve guapo o de plano se hace el guapo. Es todo un personaje lleno de coquetería y si le toca una mesa repleta de damas solas ¡ya la hizo! Y si no también ¿o no chicos? ¿Cuántas veces un mesero no le ha hecho ojitos a su chica? Abusados porque no falta el atrevido que hasta el teléfono le dejan al lado del trago mientras ustedes van todos monos al tocador.

Pista para identificarlo: No deja de acomodarse el uniforme y cada vez que tiene oportunidad se mira en los espejos que funcionan como aparadores para los vinos de importación que ofrece el lugar.

El malhumorado

Toda una pesadilla. Seguro arruinará el que podría ser el mejor momento de tu fin de semana. No se preocupa porque te lleves una buena impresión del lugar sino porque no vuelvas a poner un pie dentro del establecimiento. Cada vez que puede, cuestiona tus peticiones, o incluso se limita a decirte “no hay”, para ahorrarse la molestia. Te odiará toda la vida si no le dejas propina.

Pista para identificarlo: Desde que llegas, la mesa está sucia y si preguntas en qué consiste la preparación de algún trago o platillo, de inmediato pone su peor cara.

El chistoso

Éste es un clásico ¿quién no se lo ha topado? Su característica principal es hacerte reír aunque tengas la boca llena. Lo primero que hace es darte la carta y contarte algo chistoso, podríamos decir que también peca de amable. Así que aguas con echar el bocado fuera si lo que te cuenta te parece muy, muy divertido.

Pista para identificarlo: Notarás su cara dicharachera y alegre desde el primer instante en que crucen miradas.

El desatento

Muy común. Tarda horas en ir a limpiar la mesa o darte el menú y así será toda la velada. Te recomendamos prepararte para esperar tu comida o bebida más de lo que tu paciencia te tiene permitido. Tus tripas se comerán unas a otras antes de que recuerde que aún no has probado bocado. Lo mejor que puedes hacer es pedirle todo en un solo viaje porque no sabemos cuándo volverás a verle el polvo. Ni la cuenta será su prioridad y por supuesto no esperes unos dulces como despedida.

Pista para identificarlo: Estarás a punto de la desesperación cuando por fin logres tener el menú en tus manos. En ese momento aún tendrás tiempo de salir corriendo del lugar.

El sugerente

Todo lo que él diga es la ley. Que si el pollo con papas es el más rico del menú, que si la piña colada no puede faltar en la mesa, que si una infinidad de ocurrencias que no te dejarán concentrarte ni en las ganas que tendrás de ir al baño para que se calle de una buena vez.

Pista para identificarlo: Sabrás que ya valió cuando aún no abres la carta y ya te recitó todo lo que a él le gusta del menú.

El confianzudo

Parece que llegaste de visita a su casa y agárrate porque te cayó el chahuistle. Querrá saber todo de tu vida porque evidentemente te contará todo sobre la suya. Te dirá qué en sus ratos libres se dedica a lavar salas, pintar autos y hasta rentar sonidos para fiestas –promociona su negocio familia-, eso sí, te dará un servicio de primera aunque el principal protagonista de la plática será él. Te deseamos suerte.

Pista para identificarlo: Te recibirá con la frase “buenas tardes jefe” y saldrás con su número de celular por si necesitas alguna chambita de cualquier índole.

El eficiente

Con el que todos nos conformamos, atento, servicial, el que hace su chamba pues. Buena atención es su lema y nos encanta que nos recibe con una mesa limpia, la carta y los cubiertos listos, que no sea desesperado para tomar la orden y que lleve los alimentos y bebidas a tiempo. Que nos deje comer y esté disponible para cuando lo necesitemos. Si te toca uno de ellos abandonarás el lugar con buen sabor de boca y no sólo por la comida.

Pista para identificarlo: A la entrada te estará esperando una sonrisa de ojera a oreja y no importará que seas caballero, se animará a arrimarte la silla cuando te sientes.

Al final no importa qué tipo les toque, son indispensables en estos menesteres porque no nos digan que a ustedes les gustaría levantarse por su respectiva comida o ir a la barra cada que se les acabe el chupe.

¿Qué anécdotas tienen al respecto? Queremos leerlas.